Y ANTES QUE LA LAMPARA FUESE APAGADA


 

Y ANTES DE QUE LA LAMPARA  DE DIOS FUESE APAGADA...”

1º Samuel 3.1-21

La ley de Dios decía que la lámpara debía arder continuamente, por estatuto perpetuo. Era obligación del sacerdote mantenerla siempre encendida. Pero un día estuvo a punto de apagarse y Dios lo noto y llamo a tiempo al Joven Samuel, que dormía en el templo.

¿Cuál fue la causa de aquel descuido que pudo haber sido fatal? La condición espiritual de Eli, el sumo sacerdote y de todo Israel. Dice la Escritura Sagrada que la Palabra de Dios escaseaba en aquellos días, no había visión con frecuencia, no se oraba, Eli el sacerdote, no buscaba a Dios no corregía a su hijos. En definitiva había un marcado desinterés por las cosas espirituales.

La lámpara (o Menorah) representa la presencia de Dios en nuestras vidas. Esa presencia nunca debe faltar, pues podría ser fatal. Sin su presencia estamos en oscuridad y ya sabemos quién se mueve en la oscuridad, Satanás, el príncipe de las tinieblas. Sin la Presencia de Dios usted es un muerto en vida, sin la presencia de Dios usted ha de perder todas sus batallas, sin la presencia de Dios usted  será vencido por sus enemigos, porque lo que hace la diferencia en su vida y en la mía es la Presencia de Dios. Por eso cuando Moisés salió de Egipto, reclamo la Presencia de Dios para guiar al Pueblo por el desierto. La presencia de Dios es como una luz en medio de la más densa oscuridad, es por esto y mucho más que usted no puede descuidar la presencia de Dios, no puede dejar que su luz se apague!

Ahora bien, de quien es la responsabilidad de cuidar la lámpara del Señor? De cada uno de nosotros!, Antes era del sacerdote, ahora cada uno somos sacerdotes y nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, usted decide llenarlo de tinieblas o llenarlo de luz!

Infelizmente, muchos al igual que Eli se relajan y descuidan las cosas de Dios, no le dan la debida importancia a su vida espiritual. Oran poco y nada, les aburre leer la Biblia, evitan congregar, toman poco o ningún compromiso con Dios,  produciendo así que sus vidas espirituales se vayan apagando. Sepa que la lámpara no se apaga de un momento a otro, no, sino que es el resultado de un proceso de descuidos, apatía y desinterés espiritual.

Fue por ello que antes de que la lámpara de Dios fuese apagada Jehová llamo al joven Samuel tres veces, hasta que este se despertó, entendió y dijo “Heme aquí Señor, habla que tu siervo oye”.  Hoy Dios quiere despertarle de su sueño espiritual a fin de que su vida no entre en desgracia. Si usted estaba descuidando su vida espiritual y su lámpara se estaba apagando, despiértese! responda al llamado del Señor y su vida se llenara de la luz del Espíritu Santo.


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