PAZ EN LA TORMENTA


 

El apóstol Pablo es detenido injustamente, su delito, anunciar el evangelio de Jesucristo. Junto con decenas de reos es puesto en una embarcación rumbo a Roma donde tendría que comparecer ante las máximas autoridades del Imperio Romano. En medio de la travesía se levanta una gran tempestad. Durante 24 días no ven ni el sol ni las estrellas con todo lo que eso significa, desesperanza, angustia, no comer…los tripulantes y prisioneros habían perdido toda esperanza de salvarse. Finalmente la nave encallo y el mar pego contra ella con tal furia que se partió y naufrago. A duras penas Pablo, el centurión, los tripulantes y los presos lograron nadar hacia la ensenada que tenían por delante de la isla llamada Malta.

Cuando llegan allí los habitantes de la isla salieron a ayudarlos, Pablo con ánimo resuelto junta ramas para encender un fuego y calentarse, mientras estaba en este menester, una víbora escapando del fuego, se le prende a la mano. Los habitantes de Malta comienzan a murmuran y a decir “Este hombre es una mala persona, algo errado hay en él, la justicia divina no lo deja en paz”. Pablo se sacudió y siguió sin dejarse arrebatar ni por la situación, ni por las palabras que escuchaba a su alrededor. Todos estaban esperando que Pablo se hinchase y cayese muerto, pero después de ver que nada malo le pasó, cambiaron de parecer y quisieron escuchar hablar a Pablo acerca de ese Dios poderoso que tantas veces lo había librado. Y no solo eso, sino que las puertas se le abrieron, Dios hizo milagros en la familia del intendente del lugar por medio de Pablo y fueron bendecidos con ayuda y provisiones a la hora de retomar el viaje.

A sentido usted alguna vez estar atravesando una racha negativa en que todo parece levantarse en su contra? Le estoy hablando de esas temporadas en que no vemos el sol, todo es oscuro y gris a nuestro alrededor y no entendemos porque, que cosa errada estamos haciendo para estar inmersos en esa situación. Se levantan tormentas, voces negativas, perdemos cosas, nos invade la angustia y la desazón y a duras penas si nos podemos mantener. En esos momentos Satanás espera que actuemos locamente, que perdamos la paz, el dominio propio, que reneguemos contra el cielo y que nos entreguemos resignadamente al fracaso. Pero esta no fue la actitud de Pablo, el supo mantener LA PAZ EN MEDIO DE LA TORMENTA, el se mantuvo conectado con Dios, y a pesar de los embates nunca perdió la fe de que saldrían victorioso de aquella situación. Amigo, cuando todo se levante en su contra, manténgase firme y confiado en las promesas del Señor, el Dijo “Yo no te dejare ni te desamparare…” Detrás de las tormentas de la vida, detrás de las víboras del infierno enviadas contra usted con veneno mortal, detrás de las palabras de condenación y descalificación, usted verá la gloria de Dios manifestarse, sus promesas cumplirse y sus propósitos realizarse en su vida. No pierda la calma, no pierda la fe que trae grande galardón, todo lo que hoy está pasando le ayuda para bien, pronto lo verá!


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