CUENTA REGRESIVA



 Hay años y fechas que nos marcan, que dejan huellas, que quedan para el recuerdo o para el olvido, dependiendo de qué fue lo que nos paso,  pero que indudablemente fueron significativos. El año de nuestro nacimiento, el año de nacimiento de nuestros hijos, la fecha de nuestra boda (aquellos que estamos felizmente casados!), el año o la fecha en que nos encontramos con Cristo, el día en que nos bautizamos, los años en que nuestra selección gano el mundial de futbol (1978 y 1986), la fecha de una operación, o de la pérdida de un ser querido, etc.

Entre esos años relevantes sin lugar a dudas este año 2020 pasara a la historia como el “año de los sucesos”, el año de lo increíble, el año de los sobresaltos, el año inolvidable. Todavía no hemos llegado a la mitad y ya hemos visto suficiente!: En este año nos enteramos que los chinos tomaban sopa de murciélago y que uno de ellos desde la provincia de Whuam empezó a propagar el coronavirus. Por primera vez en nuestra vida, los Argentinos tuvimos que quedarnos encerrados en casa cumpliendo con una cuarentena que ya se convirtió en cincuentena, porque el virus llego hasta el rincón más austral del planeta y nos infecto, y nosotros que nos sentíamos casi intocables y mirábamos siempre los acontecimientos mundiales por televisión diciendo “Acá eso nunca va a pasar”, nos paso!. Es el año donde se paralizo la economía mundial, donde escuchamos a muchos presidentes clamar a Dios por misericordia, es el año donde los más fuertes pasaron a ser débiles (EE UU, Italia, Inglaterra, Alemania, España, Francia, etc.). Es el año donde nos vimos amenazados por asteroides, avispones asiáticos, arañas lobo, sonidos y luces  inexplicables en el cielo, es el año donde se nos manifestó que sin una vacuna y un nuevo orden mundial difícilmente la humanidad pueda volver a la normalidad, es el año donde tuvimos a los pibes en casa todo el día!, el año en que mientras muchos ruegan por una vacuna contra el virus, en EE UU asesinan de varios balazos a científico que estaba cerca de hallarla, es el año donde el primer ministro de Japón declara seriamente que están preparando un protocolo para una eventual venida de seres extraterrestres, es el año donde comienza a instalarse la Internet 5G que será 250 veces más veloz que la actual, permitiendo una era de inteligencia artificial y de robótica solo comparable con las películas más futuristas, pero también, y entre otras muchas cosas mas, 2020 pasara a la historia como el año en que como nunca antes se predico el Evangelio Eterno por la internet y todo medio masivo de comunicación, el año donde muchos se volvieron a la Biblia y en especial a prestarle total atención a las profecías acerca del fin.

Si Cristo no viene antes, 2020 pasara a la historia como el año de “la gran advertencia”, la que no puede ser ignorada por los escépticos y menos por los creyentes. Cual es esta gran advertencia? Sencillamente que el tiempo se nos agota, que el fin de todas las cosas está llegando! (Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración – 1 Pedro 4:7). Que estamos en la recta final, que somos la generación del gran desenlace, que estamos en los últimos capítulos de la historia de la humanidad. Y si no llegásemos algunos de nosotros a ver la venida visible del Señor, es porque nuestros días en la tierra llegaron a su fin y, aunque es duro pensar en esto, también es una realidad de la cual ninguno de nosotros va a poder escapar.

Por lo tanto no es tan descabellado pensar en: ¿Qué voy a hacer con el tiempo que me queda? Te pusiste a pensar alguna vez en ello? Rara vez verdad? Es que cuando estamos en tiempos de bonanzas nos sentimos casi inmortales, pero que distinto es todo cuando vemos la vida desde una cama de terapia intensiva, o cuando se nos dice que un virus puede poner en jaque a la humanidad, o que un asteroide podría acabar con la vida humana en un solo día. Es allí donde cambia no solo nuestra manera de pensar sino también nuestro comportamiento y nuestras prioridades.

Me puse a indagar cuales son los mayores deseos de los enfermos terminales, de aquellos que saben que sus días están contados y me encontré con las siguientes e interesantes decisiones:

1-Abrazaría a mis seres queridos y sin soltarlos un segundo les diría una y otra vez cuanto los amo.

2-Perdonaría a las personas que me han  hecho daño y soltaría las cargas del pasado, “no quisiera estar mal con nadie” y pedir perdón a todos los que herí.

3-Disfrutaría lo más posible el tiempo que me queda, haciendo lo que me gusta lo que me despierta una sonrisa.

4-Pondría en orden todas mis cosas: No solo papeles, finanzas, herencia sino también mi vida interior. Aun el menos espiritual en la hora de su muerte piensa en Dios y en la eternidad.

Yo no conozco tu situación, pero si puedo asegurarte que el tiempo es corto, entonces, ¿Por qué posponer aquello que es realmente importante? Hoy es el día de abrazar a tus seres queridos con todas tus fuerzas y decirles una y otra vez cuanto les amas, hoy es el día de soltar las cargas, de perdonar y ser perdonado, de arreglar tus cuentas con los demás, hoy es el día de empezar a disfrutar de las cosas simples de la vida sin estar estresado por el mañana, pero por sobre todas las cosas hoy es el día de tener un encuentro con Dios porque de ello depende tu eternidad. Todo lo mencionado anteriormente te puede dar paz espiritual pero hacer las paces con tu Creador y Señor te da vida eterna. Qué triste y desesperante debe ser encontrarse al final del camino y pensar que detrás de la muerte ya no hay mas nada sino tan solamente olvido, debe ser por ello que tantas personas sufren y lloran desconsoladamente, pero que paz sentimos aquellos que sabemos que al dejar esta tierra, nos espera una patria celestial, nos esperan los brazos de Jesús y una vida en abundancia. Esta vida hoy esta a tu disposición. Acepta a Jesucristo como tu Señor y Salvador y tendrás vida eterna.

Y para aquellos que ya tenemos a Jesús en el corazón también vale esta pregunta: ¿Que haríamos si mañana fuese nuestro día final?. Yo me lo pregunte y haría lo siguiente: Me abrazaría fuerte a mi biblia, ya desgastada y deshojada por el paso del tiempo y del uso y haría mías las palabras del Apóstol Pablo:

He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” (2º Timoteo 4:7-8)

 

 

 

  

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