DEBORA...MENSAJE A LA MUJER
Desde
el siglo pasado las mujeres viene siendo noticia, tanto en lo político,
cultural, social, espiritual, etc.
Nada
nuevo bajo el sol solo basta abrir nuestras Biblias en Jueces 4 y 5 para
encontrarnos con la historia de Débora.
Hasta que Saúl fue ungido rey, Israel fue
acaudillado por jueces que Dios nombraba. Débora es la única mujer que ocupó el
puesto de Juez de Israel. En esos tiempos el Juez era el líder del país, tanto
en el sentido espiritual, como en el político, el judicial y en muchos casos,
también el militar. Se podría decir que el Juez cumplía la función de rey
aunque de derecho no lo era.
Israel estaba formado por una
sociedad patriarcal y machista, por lo que no nos debe sorprender que aun la
líder del pueblo fuera mencionada como la mujer de Lapidot. Todavía hoy quedan
los resabios cuando se oye “la señora de…” “la mujer de…” como si la mujer
fuera una pertenencia u ocupara un rol secundario.
Pero ella podía hacer más que juzgar y
profetizar, pues era capaz de animar y estimular a las masas. Ella tenía una
personalidad resplandeciente y un espíritu intrépido, tuvo la elocuencia
necesaria para levantar a un pueblo que se encontraba desesperado y afligido.
Débora dijo: “las aldeas quedaron abandonadas en Israel, habían decaído hasta
que yo Débora me levante, y me levante como madre de Israel” y no hay duda
alguna de que fue eso lo que hizo, porque hubo paz en su tierra durante 40
años.
Israel estaba sometido bajo un poderoso
enemigo y Débora se propuso firmemente una meta, la de libertad, tras 20 años
de opresión cruel, y para conseguirlo
llamo a su guerrero el general Barac, y le dijo que debía ir a luchar como Dios
lo había mandado y Él les concedería la victoria, Barac era un hombre de fe
débil y solo iría si Débora lo acompañaba, ella sin titubear le respondido que
iría.
Luego acontece una de las más
espectaculares batallas de toda la historia. Muchos respondieron al llamado de
Débora y tomaron las armas, aun así, hubo quienes no hicieron caso al llamado
por tomar una posición egoísta y siguieron atendiendo sus negocios, a pesar del
peligro eminente que enfrentaba la nación de Israel.
Vieron al ejército de Sísara con sus
novecientos carros de hierro, situados en el valle. Débora contaba con
armamento poco eficaz para la ocasión, aun así,
se levantaron como un solo hombre cuando Débora les grito: “Levántate,
porque este es el día en que Jehová a entregado a Sísara en tus manos” (Jue
4:14). Dios lucho a favor de Israel, enviando lluvias torrenciales y terremotos
que confundieron a Sísara y a sus ejércitos, de manera que sus carros quedaron
atascado en el fango y entre la maleza. El río Cisón, cuyas aguas descendían
caudalosamente, arrollo a cientos de hombres, mientras los soldados de Barac
atacaban con furia y sin menor temor, hasta no quedar ni un solo hombre. Se
cumplió en aquella gloriosa jornada lo que Débora había declarado en fe: en
manos de mujer entregara Jehová a Sisara, pues ella se puso al frente.
Si queres ser una mujer que va al frente…
1-Tenes
que desarrollar intimidad con Dios: Débora era profetiza. Alguien que ejercía ese
ministerio, tenía mucha comunión con Dios, estaba cerca de su corazón y
caminaba en su perfecta voluntad, por eso Dios derramaba revelación sobre su
vida. Si queres pasar al frente necesitas caminar en lo sobrenatural, necesitas
moverte con revelación, con dirección estratégica de Dios, para no fallar sino
estar en su perfecta voluntad. Una cosa es luchar con tus fuerzas y otra cosa
es que Dios luche por ti. Cierta vez un
padre mando a su hijo a correr una pesada piedra y le dijo: “hijo, usa todas
tus fuerzas y corre aquella pesada piedra” el muchacho lo intento con su mejor
empeño pero no pudo moverla, entonces el padre le pregunto: “haz usado todas
tus fuerzas” “si le respondió el muchacho con seguridad”, su padre le contesto
“ “Oh no, no lo hiciste, porque no me pediste ayuda, yo soy tu padre y estoy
para ayudarte” tenemos que aprender a Luchar de forma inteligente,
asegurándonos el respaldo de Dios.
2- Tenes que valorarte: Débora
se veía y se consideraba como la “madre de Israel”, su estima era alta, aunque
culturalmente ella podía sentirse menos, más no dejo que eso la condicionara.
Muchas mujeres no pasan al frente simplemente porque no creen en si mismas,
piensan que su rol es el de cenicientas, madrazas, o de ser un adorno en el
hogar, esto se intensifica aun mas cuando se viene de un pasado doloroso o de
convivir con un maltrato psicológico permanente. Hay mujeres que hasta han
perdido la identidad, las ganas de arreglarse, de hacer cosas, de mejorar su
casa pues la resignación a tomado el control de sus vidas. No esperes que los
demás te valoren si vos no te valoras. A menudo muchas mujeres dicen: “En mi
casa nadie me valora…en la iglesia nadie me valora…mi marido ni se fija en mi”
Esto muestra que hay un complejo instalado que provoca obsesión por la opinión
o reacción de los demás. Vos no tenes que esperar que nadie te mida, que nadie
le ponga valor a tu vida, el valor lo decidís vos.
Algunos concejos para recuperar tu estima:
A)
Olvidate del pasado: si estas en Cristo sos
nueva criatura y lo mejor está por delante
B)
Marcate un propósito: Demostra que sos
capaz de terminar algo, de hacer algo por tus propios medios, deja de poner las
culpas afuera, en los demás y hacete cargo de una meta y cumplila.
C)
Mejora tu aspecto personal: lo que
mostramos por fuera es un reflejo de lo que llevamos dentro. No te abandones,
no te dejes caer. Arreglarse no es pecado, por el contrario, habla de salud
espiritual.
D)
Deja de escuchar la opinión de todos: hay
gente hiriente, fracasada que va a intentar destruirte y lo va a hacer con
palabras. La única voz autorizada sobre tu vida es la de Dios y el te dice:
“Eres la niña de mis ojos”.
3- Debes entender que el triunfo depende de ti: la
comodidad que me brinda la rutina es falsa, porque la vida está en constante
cambio, por eso en necesario aprender a tolerar la inseguridad natural de
emprender desafíos. Quien nada hace nada alcanza. No esperes subirte al éxito
ajeno, provoca el tuyo propio. Débora convoco como era lógico al general de su ejército
llamado Barac, pero este no quiso ponerse al frente, entonces Débora dijo: “Yo iré
y la gloria será mía”. Tenes que tener una ambición sana que te lleve a desear
esos triunfos que Dios tiene para ti. No necesitas ser segunda, ni esperar la
iniciativa de los demás, es tiempo de que te pongas la frente. Si hay “Barac”
en tu familia no te frustres, a veces las personas no
pueden dar más, esa es tu gran oportunidad de usar tu fe y demostrar tu
potencial. No exijas nada que no estés dispuesta a hacer o asumir. tenes que moverte
y decidir con velocidad, No pospongas, no te detengas en el analisitis.
Acordate que la diferencia entre lo ordinario y lo extraordinario es el “extra”
ir un poco mas allá que las demás, es hacer lo que otros no se animan a hacer. Se una mujer ejecutora, de acción, de fe y
Dios actuara milagrosamente a través de tu vida.
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