VIDA ARTIFICIAL


 

Transcurría el año 1955, cuando tras haber tenido varios fracasos y tumbos en el teatro el comediante Benny Hill llega a la televisión de la mano de la BBC que decide poner al aire lo que se llamo “el show de Benny Hill” programa en que el británico realizaba sus squetchs cómicos, picarescos y muy subidos de tono. Fue tal su éxito que estuvo en televisión durante 35 años, llegando a 140 países, y  amasando una fortuna. Se convirtió así en uno de los artistas más populares y ricos del planeta. Pero la admiración de millones de fanáticos y su fortuna no lograron cambiar una penosa realidad, Benny Hill no era feliz. A pesar de su personaje extrovertido y obsesionado con el sexo, Benny se sentía poco atractivo e incapaz de mantener una relación con una mujer. Nunca se caso, ni tuvo hijos, aunque lo intento. Le propuso casamiento en la década del 60 a una mujer del medio artístico, pero esta para no herirlo, hizo que no lo escucho.

Otra obsesión que lo develaba era la resistencia casi patológica a no gastar dinero, a pesar de su abultada cuenta bancaria. No tenia auto propio, caminaba hacia el trabajo para no gastar en taxi, no reemplazaba su ropa hasta tenerla realmente deteriorada, y reparaba sus zapatos el mismo con tal de no comprar otros o gastar en reparación. Ni siquiera era dueño de una vivienda propia.

En 1989 su programa de televisión fue levantado abruptamente, las razones? El programa ya no media como antes, costaba mucho dinero hacerlo y el actor ya no tenía la frescura de antes! Benny no pudo digerir el trago amargo y a partir de allí se vino a pique y su salud también. En 1992 sufrió un infarto.

Sus seguidores presionaron a la cadena de televisión para que el comediante volviera y fruto de ello, el 20 de abril del año siguiente un nuevo contrato le fue enviado a casa de Hill, contrato que nunca llego a firmar pues, ese mismo día murió, a los 68 años de edad. Su cuerpo fue encontrado dos días después por su agente de prensa.

Al momento de su muerte Benny Hill poseía una fortuna de casi 20 millones de dólares, aunque había elaborado un testamento nuevo en el que repartía sus posesiones entre sus amigos más cercanos, no llegó a validarlo y, en su lugar, se recurrió a una versión elaborada en 1961, donde todo iba a sus hermanos, ya muertos. Finalmente, siete sobrinos del cómico, con los que no tenía relación, se quedaron con sus bienes. Eran tan fuertes los rumores sobre su fortuna y de que había sido sepultado con joyas y lingotes de oro, que a los pocos meses de su entierro profanaron su tumba y las autoridades debieron cubrir con concreto su sepulcro para evitar futuras profanaciones.

 

Esta fue la triste y penosa vida del hombre que hizo reír al mundo.

Dijo Maquiavelo: Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos…

Historias como esta se repiten por miles escondidas detrás de la aparente sonrisa de éxito y felicidad de quienes transitan por el gran teatro de la vida.

Podemos engañar a los demás, pero no podemos mentirnos a nosotros mismos y al fin de cuentas vivir de apariencias nos priva de la maravillosa oportunidad de ser felices.

Vivimos en una generación que ha cambiado lo autentico, lo genuino, lo simple, por lo artificial y superficial…

Yo no veo a muchos que digan en las redes sociales: “Soy un fracaso, me va mal, estoy roto por dentro, no soy todo lo que aparento, tengo debilidades”,…no! Por el contrario! Todos sonríen, todos pasan hermosos momentos, todos comen en bonitos lugares, todos tienen amigos fantásticos, relaciones de oro, conquistas estupendas…pero detrás de esas publicaciones, en la vida real hay gente rota, gente que no da más, sueños desechos, hogares que son un infierno…

Vivimos una vida artificial, nos hemos convencido de que la imagen es todo, queremos tener el cuerpo perfecto, la billetera abultada, el auto mas nuevo, la casa mas envidiada,  los amigos más influyentes, la ropa de marca, la vida perfecta y si todo esto no es posible, lo inventamos aun a riesgo de creernos nuestra fantasía

Alguien dijo: “Dime de qué alardeas y te diré de qué careces”…”Cuando la carreta hace mucho ruido es porque viene vacía”

Vivimos una vida artificial, sumergida en la apariencia intentando llamar la atención…

-Quizá por miedo a ser rechazados.

-Porque buscamos exageradamente la aprobación de los demás.

-Porque queremos sentirnos amados, admirados, deseados

- Porque buscamos inconscientemente  ese reconocimiento y validación que quizá nos falto de niños, o en alguna etapa de nuestra existencia.

-Porque deseamos lo que nos falta. Hay una insatisfacción y descontento con  lo que somos y en vez de reconciliarnos con nosotros mismos, con Dios y con la vida, vamos copiando la vida de los demás, convirtiéndonos en un “ladrón de identidades”

Esta obsesión por la apariencia refleja que nos sentimos incompletos, deja de manifiesto lo que nos falta, deja en evidencia nuestros miedos más profundos, nuestras inseguridades mas escondidas.

La obsesión de Benny Hill por las mujeres fue la proyección de su inseguridad de mantener una relación amorosa, fue la cortina para ocultar su complejo de verse poco atractivo frente a las mujeres, así como hoy hay hombres que detrás de esa fachada de don Juan, de seductor, de galán, esconden su incapacidad de ser hombres, su incapacidad de formar una familia de ser todo lo que una mujer espera de un verdadero hombre…

La obsesión de Benny Hill de no gastar un centavo, dejo al descubierto su miedo al futuro, miedo de fracasar, de perder poder y control. Creyó que teniendo todo el dinero consigo se podría sentir seguro, pero termino siendo una mala apuesta. Lo perdió todo y sin poder disfrutar nada.

Hay una raíz común detrás de cada historia triste de apariencias y obsesiones: La falta de amor, de aceptación y validación. Traumas que muchas veces nos acompañan desde la niñez…

-Quizá no recibiste el abrazo oportuno,

-Tuviste padres muy rígidos que no han sabido decir te amo, te quiero, eres especial.

-Ser el menor de muchos hermanos y por ende al que menos atención prestaban en la casa. Nunca hubo nada nuevo de regalo para ti, tenias que conformarte con las sobras de tus hermanos.

-Quizá nadie creyó en ti, en tus sueños en tu capacidad, aunque te esforzaste en demostrarla.

-En el colegio no formaste parte del grupo de los dominadores, no eras el chico atractivo o la chica deseada…

-En muchos ámbitos sufriste rechazo, maltrato o simplemente fuiste desconsiderado. Eras transparente, nadie notaba que estabas allí…

-Tu timidez y retraimiento avivo la burla de los demás…

Eso te llevo a inventarte una personalidad, a ponerte un traje que no es el tuyo, a usar una máscara de felicidad, esperando así dejar atrás esos recuerdos de incomprensión y falta de amor, pero en lo más profundo, en lo más intimo, cuando nadie te ve,  cuando no tienes que vender el producto, sufres y lloras porque no soportas el peso de engañar y no gritar la verdad de lo que verdaderamente estas sintiendo!

Hay una sola manera de salir de la trampa de esa vida artificial que tú mismo creaste y que tanto te hace sufrir: Conociendo y aceptando el amor de Dios. El te ama tal como eres. Eres especial para él, a El no le importa como vistes, si estas o no en tu peso ideal, a el no le interesa tu status social, no necesitas hacer nada, demostrar nada para que Dios te acepte o te ame, porque el ya te ama! Tienes que reconciliarte con Dios, conocer el verdadero amor y el verdadero sentido de la vida y en consecuencia podrás reconciliarte contigo mismo, con lo que eres, creyendo de ahora en adelante que eres especial, diferente a los demás, y único para Dios!

Tu escoges: vida artificial o una verdadera vida con Dios?

 

 

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