CREER SIN ENTENDER


    

    

En tiempos de crisis nuestra fe es probada. Hay situaciones límites, como la pérdida de un ser querido, una enfermedad grave, o una pandemia como la que estamos viviendo donde muere mucha gente, donde nuestro sistema de creencias parece desmoronarse como un castillo de naipes. Queremos seguir creyendo en Dios pero aparecen dudas en nuestra mente y corazón…Si Dios está en control, porque pasan estas cosas? Como un Dios bueno permite que muera gente que amamos? Donde esta Dios, porque no actúa? ¿Realmente seguimos creyendo que él es todopoderoso, justo y misericordioso aun cuando la realidad nos abruma? O se nos desploma todo lo que sosteníamos acerca de Dios y nuestra confianza en él en momentos duros? En tiempo de bonanza bendecimos a Dios, pero en tiempos de crisis, en el cual no logramos entender el porqué de muchas cosas, lo cuestionamos y lo mandamos al banquillo de los acusados.

 

Uno puede entender que el incrédulo increpe a Dios porque no tiene conocimiento, ni revelación sobre el Creador, pero, ¿qué hay del creyente? Qué hay de aquel que por años estuvo en una iglesia e incluso sirviendo a ese Dios? Lo cierto es que aun muchos que creían “tenerla clara” y ser discípulos en este tiempo miran de lejos, toman distancia y hasta se sienten confundidos en su fe.

 

Esto no es nuevo, la Biblia menciona a muchos integrantes del pueblo de Dios entrando en crisis de fe frente a la adversidad, entre ellos Gedeón. El capítulo 6 del libro de Jueces nos cuenta que durante 7 años el pueblo de Israel fue sometido por los Madianitas, sufriendo todo tipo de perdidas y atrocidades, Gedeón un joven hebreo, cansado de tanto dolor y frustrado de morder el polvo de la derrota, decidió recluirse en la montañas. Sus días transcurrían en la triste monotonía de subsistir. Hasta allí lo fue a buscar el Ángel enviado por Jehová para entregarle la misión de luchar y sacar a su pueblo del oprobio. ¿Cuál fue la respuesta de Gedeón?: “Y donde esta Dios?, Si Dios está con nosotros porque nos ha sobrevenido todo este mal?” “Donde está el Dios grande del cual escuche que abrió el mar, e hizo grandezas en el desierto?” Gedeón le cuestiono al ángel lo mismo que muchos hoy le cuestionan al cielo, como intentando hablarle a un Dios del cual dudan que este ahí.  Lo llamativo es que al ángel no se detuvo a darle a Gedeón las explicaciones que el demandaba, sino que lo inspiro a la fe a levantarse, a luchar, a creer que las cosas podían ser diferentes. El ángel no respondió porque Dios no necesita ser Justificado, explicado o defendido, sus hechos, palabra y justicia hablan por sí solos.

 

No le corresponde al hombre cuestionar a Dios. ¿Quiénes somos nosotros para hacerlo? Nuestro postura debe ser la de obedecer y creer que aun cuando no entendamos el está obrando para bien o con rectitud. El problema nuestro es que siempre hemos visto a Dios como un bombero que viene a apagar nuestros incendios, porque esa es su obligación y que si no lo hace rápido y como pretendemos es insensible y malo. Eso sí, una vez que termina el incendio, ya no lo necesitamos y nos olvidamos de él. Dios no es eso señores! Dios no es el bombero que siempre me tiene que socorrer! Dios no es el político que me tiene que ayudar porque para eso le pago! Dios no está obligado a hacer mi voluntad,  por el contrario,  en el Padre nuestro Jesucristo nos enseña a pedir “Hágase Tu voluntad”, Dios no está obligado a correr detrás de mis caprichos. Si bien nos compartamos como niños malcriados, el nunca ha sido un padre mal criador o complaciente.

 

El Pensamiento de un Dios “a medida” viene de los cultos idolátricos donde los pueblos se hacían dioses a su medida…este dios me tiene que dar lluvia, este fertilidad, este protección, etc. Si dicho dios les cumplía perduraba, si no,  se lo cambiaba por otro. Claro, cuando el dios es creación del hombre, este lo puede manipular, pero cuando estamos en presencia del verdadero Dios, el hombre solo se debe postrar.

 

En resumen, si el ángel que visito a Gedeón no fue a justificar a Dios, ha explicar su conducta, sino trasmitir una directiva divina, hagamos nosotros lo mismo. No intentemos disculpar a Dios “Bueno es que esto es obra del Diablo” “Que en realidad Dios no quiere esto” “Que Dios está al margen” No!, si hablamos así de nuestro Dios, entones estaremos presentando un Dios perdedor, fuera de control, al que los acontecimientos lo toman por sorpresa, que en realidad no sabe cómo reaccionar, cuando no es así!

 

Cuando Job detrás de toda su calamidad procuro entender todo lo que le había sucedido tuvo que  escuchar los sermones de sus tres amigos que aunque intentaron consolarlo lo hundieron más en la culpa, hasta que hablo Dios con él, el cual le hizo entender lo pequeño y frágil que es el entendimiento humano a la hora de intentar comprender a Dios.

 

Job: 40:2 “Es sabiduría contender con el Omnipotente? El que disputa con Dios responda a esto.

Job 39:4 “Donde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?” Házmelo saber, si tienes inteligencia.

 

¿Qué quiero decirles con esto? Que es imposible entender todos los misterios y profundidades de los caminos de Dios, que cuando nuestra mente finita se agota buscando respuestas el mejor camino es creer, confiar y entender que Dios es Dios y que él hace como quiere y que aun cuando yo no entiendo sus caminos él está obrando para bien, el nunca se equivoca, el es soberano y perfectos, justos y verdaderos son sus caminos.

Yo confío que detrás de todo lo que está aconteciendo Dios está en su trono, que todo está bajo su control, que todo va a obrar para bien y que él es perfecto y justo en todas sus decisiones, si hay alguien que tiene que rectificar sus caminos es el hombre y no Dios.

 

Aprendamos a creer y confiar aun cuando lo que Dios hace parece no tener sentido.

 

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