Dios responde siempre la oración. El es soberano en sus decisiones y nosotros debemos aceptar con agrado su respuesta. Siempre esperamos que Dios nos complazca en todo, que diga siempre “si” sin embargo, a menudo su respuesta es un no. Aun cuando una puerta se cierra o nos encontramos frente a una negativa de Dios debemos creer que Dios es bueno todo el tiempo y que él está actuando en nuestro favor. Siempre los planes de Dios son de bien y no de mal, aun cuando esos planes nos generen enfado en nuestro presente. Pablo oro tres veces a Dios para que le fuese quitado lo que el llamaba “un Aguijón” en la carne, un “mensajero de Satanás que lo abofeteaba”. No se sabe a ciencia cierta a que hacía referencia, si a un problema en la vista, dolores de cabeza constante, u otro problema, lo que sí sabemos es que Pablo deseaba sacarse ese aguijón de encima,   pero la respuesta de Dios fue “no” “Bástate en mi gracia porque mi poder se perfecciona en tu debilidad” (2º Corintios 12:9) Ante ta

  Todos queremos la bendición de Dios, que él nos sea propicio, que el intervenga cuando lo necesitamos y supla nuestras necesidades cuando estas aparecen. Ahora bien, lo primero que debemos entender es que Dios no está obligado a darme nada, pues el ya lo dio todo! Hay gente que se reciente con Dios porque dice “Dios no me dio el trabajo” “Dios no sano a mi hijo” “Dios no cambio a mi marido”. Dios no está obligado a reaccionar detrás de nuestras necesidades, el ya no tiene que demostrar que es Dios. Esto no significa que el no quiera o pueda darnos aquello que anhelamos, claro que puede! Ahora bien, para alcanzar sus misericordias debemos desarrollar ciertas actitudes que toquen su corazón, que llamen su atención. La primera que se nos cruza por la mente y   a la cual hacemos bien en recurrir es “La oración”. Oramos y pedimos y probamos las mil formas de orar. Rogamos, lloramos, exigimos, demandamos, reprendemos, etc. Pero lo cierto es que no siempre funciona! Porque? Porque no todo s

  En la película “Corazón de Caballero” William Thatcher, es un joven campesino de la edad media que sueña con convertirse en un caballero. Pero él no tiene sangre noble, no proviene de familia distinguida, sino que es el hijo de un simple techador, un humilde carpintero. Pronto cae a la cuenta que no tiene chances de ser un caballero, pero no se rinde. De alguna manera se las ingenia para competir en las justas, que consistían en tirar del caballo a su oponente a través del uso de una lanza. Esas competencias estaban reservadas para los nobles, no para los plebeyos, pero debajo de la armadura nadie notaba que William era un plebeyo. Su coraje e hidalguía le granjeo un lugar prominente en esas competencias. Aun frente a todas las adversidades seguía adelante, pues recordaba las palabras de su padre, cuando él era aun un niño, quien le decía: “Siempre que quieras podrás cambiar tu estrella”. Llego hasta lo más alto de las competencias, hasta que un día enfrenta al mismísimo príncipe y e

  Te has preguntado porque a veces los resultados no son los esperados? Te has preguntado alguna vez, porque hay momentos en tu vida en que hasta lo sencillo se vuelve complicado y todo te cuesta más de la cuenta?, Te has preguntado porque hay temporadas donde no tienes fuerzas siquiera para mantenerte en pie? Sentiste alguna vez el golpe emocional que produce el dar por descontado que mereces tal o cual cosa y luego te desilusionas cuando el resultado es diferente? Cualquiera se sentiría desconcertado ante los malos resultados, más aun, cuando das por hecho que eres merecedor de la victoria. Esta fue la controversia que experimento Josué.   Ya estaban del otro lado del Jordán, ya estaban en la tierra prometida, ya estaba empezando a disfrutar en vivo y en directo de todo lo que Dios les había anunciado por años que les habría de dar. Habían salido victoriosos de la principal de las batallas: Jericó. Aquello representaba un envión anímico muy importante, no solo porque fue la

  En el libro de 1 de Crónicas en el capitulo cuatro nos encontramos con un hombre destacado del cual se dice que llego a ser mas ilustre que sus hermanos. Poco sabemos acerca de este hombre llamado Jabes, aunque su nombre nos da un claro indicio de su historia, especialmente de su nacimiento. Su madre le llamo así porque al parecer tuvo complicaciones en su embarazo y en su parto, por eso decidió llamarlo "Dolor" o "el que causa tristeza". En aquellos días el nombre era una proyección profética, era un resumen de lo que significaba esa persona y de lo que se esperaba de el. Jabes, por lo tanto, fue marcado por el rechazo y el dolor. Todos sabrían que sus inicios no fueron los mejores, que fue un hijo no deseado y que iría por la vida cargando con esa "maldición". Sin embargo, el decidió cambiar su suerte, su estrella, torcer su destino. No acepto aquella imposición como algo permanente, sino que se revelo contra su estigma. Jabes hizo una oración al Dios

  "Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados" San Marcos 2:3-5 Estos cuatro amigos tenían un objetivo bien claro, llegar a la presencia de Jesús. Ellos sabían en su corazón que si se presentaban delante del maestro, a sus pies, iban a poder obtener lo que tanto deseaban que era ver a su amigo paralitico caminar. No fue fácil la travesía hasta llegar al lugar, y tampoco les fue fácil poder ingresar a la casa donde Jesús estaba. La casa estaba repleta de gente y al parecer ninguno de ellos se compadeció al ver la situación del paralitico. Seria de suponer que la gente, movida por aquel cuadro, ayudaría a estas personas a entrar a la casa, pero no fue así, todo lo contrario, les dieron la espalda

  Las vírgenes insensatas eran igual que las prudentes. A simple vista nada las diferenciaba. Tanto las insensatas como las prudentes eran vírgenes, tenían su lámpara encendida y sabían que debían esperar al esposo que de un momento a otro llegaría. Entonces, que las diferenciaba? El depósito del aceite, el frasco que contenía la reserva. Las prudentes tenían suficiente aceite en el frasco para recargar las lámparas, las insensatas no, seguramente porque consideraban que no era tan necesario, que el aceite no se les acabaría, que era “exagerado” preocuparse de más. Esa falsa seguridad, esa presunción de que estaba “todo bien” en ellas, esa falta de previsión y de cuidado, las llevo a la ruina y a quedarse fuera de las bodas, estando tan cerca de la meta y de su felicidad no pudieron disfrutar de ella, pues a medianoche sus lámparas se apagaron y no tenían como recargar aceite,   sus depósitos estaban vacíos! Esta usted cuidando su deposito espiritual? Esta usted haciendo tesoros en e