La Biblia nos advierte que hemos de pasar por desiertos y valles. Uno de los valles más dolorosos es el de la desilusión. Cuando queremos lograr algo, tener algo, resolver alguna situación y las cosas no se dan de la manera que esperamos se nos cae el alma al piso, nos embarga la tristeza, se nos derrumba la fe y todo nuestro mundo pasa a ser en blanco y negro, todo se torna sombrío. Nos desilusionamos cuando la gente nos falla, cuando una meta no se da, cuando Dios no hace las cosas como nosotros esperamos. La desilusión puede derrumbar en un minuto años de fe, puede bloquearte y llevarte a la depresión. Por fuerte que seas, nadie está exento del golpe emocional que genera la desilusión, y como ejemplo veamos la vida de Juan el bautista: -No estamos hablando de cualquier persona, hablamos de quien fue engendrado mediante un milagro con destino y propósito. -Hablamos de quien fue lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre -De un hombre consagrado a Dios a través de

  Dios no busca gente perfecta, el busca fieles. Su Palabra dice: “mis ojos pondré sobre los fieles de la tierra…” Salmos 101:6 Quien es fiel llama la atención de Dios y hace que El le preste especial atención. Ahora bien, cuando es que se hace notoria la fidelidad? En la prueba y la tentación. En tiempos buenos todos son amigos de Dios, pero es en la adversidad donde se conoce a los verdaderos creyentes, a los que son fieles. Es en los momentos duros donde usted conoce a los verdaderos amigos verdad? Porque siguen estando a su lado. Es en la tentación donde usted conoce al marido o la esposa fiel, porque no abandona a quien ama. Así conoce Dios a los suyos! No porque vienen a la iglesia, o porque tienen una biblia, o recitan lindos salmos. Dios conoce a los que son suyos, por la fidelidad en medio de la prueba. Porque en definitiva es la prueba la que separa el trigo de la cizaña. Si usted es de Dios será fiel en la adversidad, será fiel en sus diezmos, será fiel en la injusticia, s

  La Biblia nos cuenta que a Zacarias, el sacerdote, le toco entrar al Santuario para ofrecer el incienso conforme era costumbre. Es decir aquello era solo un ritual, el sacerdote entraba y salia sin que pasara nada, sin expectativas de nada, solo era una costumbre, un ritual a cumplir. Es por eso que aunque aquella generación de sacerdotes "vivían" entrando y saliendo del Lugar Santo nunca veían milagros, sus vidas eran grises y llenas de legalismo y de condena hacia los demás, porque ellos no buscan realmente la presencia de Dios, ni su manifestación, sino que todo lo hacían por religiosidad, por costumbre, por rito. Fue cuando Zacarias entro al Santuario y se acerco con un corazón quebrantado y con expectativa de obtener respuesta a su oración que Dios se manifestó enviando un ángel. La gente afuera se asombraba de que tardase tanto en salir. Claro, es que estaban acostumbrados a ver que aquello era un simple "tramite". Zacarias tardaba en salir porque el estaba

Zacarias y Elizabet no podían tener hijos. Ambos eran de edad avanza y se les había ido el tiempo de poder engendrar. Amen de esto Elizabet era estéril. Todo indicaba que les seria imposible poder abrazar el sueño de ser padres. El señalamiento, menosprecio, condena y burla de quienes les rodeaban de seguro produjo marcas profundas de dolor en el corazón de ambos, ya que en aquellos días no poder tener descendencia era considerado una maldición, un castigo divino. En mas de una ocasión oraron a Dios por esta triste situación, en mas de una oportunidad le abran preguntando al Altísimo  "¿porque? ¿Porque Dios este sufrimiento? ¿Que hicimos de mal para merecer semejante castigo?" . No hubo respuesta alguna. El tiempo pasa y la pena se hace insoportable. Pero a pesar de la situación desfavorable, de las oraciones no respondidas, de las burlas y el menosprecio Zacarias y Elizabet decidieron mantenerse fieles a Dios y obedientes a su Palabra, a tal punto que la Biblia los presenta