LA OFRENDA DE AYUNO

 



Desde tiempos antiguos, el pueblo de Dios ha ayunado con el fin de acercarse mas a Dios, buscar su perfecta voluntad y encontrar respuestas a la oración. El propio Señor Jesús demostró la importancia del ayuno con su propio ejemplo (San Lucas 4:1-4). Dios sigue esperando que su pueblo ayune, ya que hay géneros de espíritus inmundos y problemas que no pueden ser vencidos sino con ayuno y oración (Mateo 17:21).

Ayunar significa abstenerse de alimentos y bebidas, pero por sobre todas las cosas, consiste en negarse a los apetitos de la "carne" para atender al espíritu y concentrarse en Dios y su voluntad. Por tanto ayunar es mas que no comer y beber, es dejar de lado todas aquellas cosas que nos distraen y ocupan el tiempo que podríamos dedicarle a las cosas espirituales. Por eso, en estos tiempos, es imprescindible ayunar de Televisión, Internet, redes sociales, conversaciones triviales, etc. De nada sirve no comer pero desperdiciar las horas del ayuno en mirar televisión o navegar por Internet. El ayuno predispone al espíritu para una conexión mas intensa con el creador, y para ello es necesario suprimir al máximo todo aquello que nos distrae.

Es importante también entender que el ayuno debe ser realizado con un propósito, no por religión o costumbre sino como la expresión de una verdadera necesidad del alma. Ester ayuno antes de presentarse delante del rey para que Dios, le concediera gracia (Ester 4:16)  Daniel ayuno para no contaminarse y marcar la diferencia (1:12 y 9:3) Jesús ayuno para resistir la tentación y comenzar su ministerio ( Marcos 4:2 ) y así podríamos mencionar muchos ejemplos mas. Es decir, el ayuno debe estar acompañado de una intención clara a fin de que el sacrificio valga la pena.

El profeta Isaias llama la atención del pueblo de Dios sobre el tipo de ayuno que a Dios agrada. En sus días los religiosos ayunaban pero al mismo tiempo, oprimían al pobre, discutían entre si, y seguían preocupados en sus asuntos egoístas. La reprensión del profeta fue fuerte. Dios no solo no atendía a ese tipo de ayuno sino que lo reprobaba. El verdadero ayuno que agrada a Dios, enseño el profeta, es aquel en que pensamos en los demás, principalmente en el pobre y desvalido.

"¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia." Isaias 58:6-8

Es en esta fe de Isaias 58:7 que los 21 de cada mes ayunamos y oramos en acuerdo pero también separamos "LA OFRENDA DE AYUNO". Todo lo que ahorramos ese día de ayuno en comida y otros conceptos, lo aportamos íntegramente a las obras de caridad que realiza la Iglesia. De esta manera cumplimos con el ayuno que Dios aprueba, compartiendo nuestro pan con el hambriento, el vestido con el que esta desnudo, y el techo con los errantes. 

Únase usted también a este mandamiento bíblico y sienta la alegría de ayunar y dar.

"Bienaventurado el que piensa en el pobre, en el día malo Dios le librara" Salmos 41:1

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