EL DIA DESAPARECIDO (Campaña del Santuario en la fe de Ezequias)
(Extracto de un artículo publicado en la revista “La Biblia
en las Américas” Miami, Florida, EE. UU.)
Este es un relato del Sr. Harold Hill, presidente de
“Maquinaria Curtis” de Baltimore, Maryland, consultor de la NASA.
La NASA desarrolló un programa computarizado para saber la
posición del sol, la luna y los planetas en el espacio en cualquier momento del
futuro, para evitar que estos cuerpos espaciales estén en la trayectoria de
nuestras naves espaciales y satélites artificiales y choquen contra ellos.
Programaron la computadora para hacer el cálculo hacia
delante y hacia atrás en el tiempo, pero en un momento dado, el programa se
detuvo, dando una alerta de un grave error en el cómputo del tiempo.
Al revisar el programa, encontraron que la alarma se refería a la falta de un
día en el espacio del tiempo que ya ha transcurrido en la tierra.
Estaban perplejos, pues no tenían ninguna respuesta a ese problema.
Un miembro del equipo mencionó que cuando era niño, en sus
clases teológicas de su iglesia, le enseñaron que la Biblia relata que una vez
el sol se detuvo, porque Josué se lo pidió a Dios para poder ganar una batalla
antes de que se pusiera el sol, ya que si oscurecía no podrían acabar con el
enemigo.
Sus colegas le pidieron que les mostrara donde estaba esta historia.
Buscaron y en Josué 10:12-13 pudieron leer lo siguiente: “Y el sol se detuvo y
la luna se paró… El sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse
casi un día entero”
¡Allí estaba el día que faltaba!
Verificaron el dato en la computadora e introdujeron los
sucesos bíblicos. El sistema calculó que la pausa del tiempo era de 23 horas
con 20 minutos.
-¿Y los otros 40 minutos?, se preguntaron.
El mismo miembro del equipo recordó que en alguna parte de la Biblia decía que
el sol había hecho su recorrido en forma inversa.
Los científicos pensaron que eso ya era una locura, pero
buscaron en el segundo libro de Reyes, Capítulo 20, donde se relata lo
siguiente: el Rey Ezequías fue visitado en su lecho de muerte por el profeta
Isaías, quien le dijo que no se angustiara, porque aún no iba a morir. Ezequías
le pidió una señal como prueba. Isaías le dijo:
-¿Quieres que la sombra del reloj de Acaz avance diez grados o que retroceda
diez grados?
Ezequías contestó:
-Es fácil que la sombra avance diez grados, pero no que la sombra retroceda
diez grados. Así, entonces, el profeta Isaías clamó al Señor y Dios hizo
retroceder la sombra los diez grados que había recorrido en el reloj de Acaz…
¡Curiosamente, diez grados del reloj de Acaz son exactamente
los 40 minutos que faltaban en el cálculo de la computadora y completan el día
perdido del Universo!
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