CUENTA REGRESIVA (Campaña del Santuario en la Fe de Ezequias)

 



"Ve y di a Ezequías: «Así dice el Señor, Dios de tu padre David: “He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas; he aquí, añadiré quince años a tus días." Isaias 38:5


Que haría usted si supiera cuanto tiempo le queda de vida? No es muy difícil imaginar la respuesta que muchos esbosarian. Entre ellas, seguramente escucharíamos: "Aprovecharía cada minuto de mi existencia, disfrutaría a mi familia, haría todo lo que siempre soñé, viajaría", etc. Amen de estas determinaciones, y sabiendo que el tiempo de encontrarse cara a cara con el creador se acerca, muchos ademas se pondrían a cuentas con Dios para asegurar su salvación. 

Hubo un hombre en la antigüedad llamado Ezequias, quien fue rey de Juda, que supo que tendría por delante exactamente quince años de vida, a partir del anuncio del propio Dios. Quince años puede parecer mucho, pero el tiempo pasa velozmente y mas aun, cuando uno conoce su hora final. Al principio aprovecho bien el tiempo terminando obras inconclusas y poniendo en orden muchos asuntos. Prospero y se engrandeció, pero justamente fue esa prosperidad que lo mareo  sintiéndose  omnipotente, y en la recta final de su vida, cometió el error de regodearse con enviados de Babilonia, un pueblo pagano y enemigo de Dios,  y de jactarse delante de ellos de todo lo que poseía, no dando la gloria a Dios, sino a si mismo. Aquella actitud despertó el enojo de Dios, quien amonesto a Ezequias a través del profeta Isaias. El rey reconoció su error y se arrepintió, aunque las consecuencias de aquel pecado las sufrieron años mas tarde sus descendientes. De esta manera Ezequias libro su alma. 

Querido amigo, usted y yo no sabemos el día y la hora de nuestra muerte pero algo es cierto, cada día que pasa estamos mas cerca de encontrarnos cara a cara con Dios. Ese día podría ser mañana, dentro de un año, o de quince como Ezequias, no lo sabemos, por tanto hay dos lecciones claras que nos deja esta historia, las cuales debemos atender: Primera, Aprovechemos bien el tiempo, usemoslo sabiamente y conforme a la voluntad de Dios; segunda: Preparece para el encuentro con Dios cuidando con firmeza su salvación, no se relaje ni permita que "los enviados de Babilonia" le roben su tesoro mas preciado: La salvación de su alma. 

Que Dios le de el tiempo suficiente para alcanzar sus anhelos y afirmar su salvación.







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