TIEMPO AL TIEMPO


 

Hace poco leí un simpático relato que me hubiera gustado conocer mucho antes. Se titula «El caballo volador» 

Es la historia de un rey que condenó a muerte a uno de los súbditos del reino. Desesperado por salvarse, el hombre hizo una propuesta atrevida:

—Su Majestad, si me permite vivir enseñaré a volar a su caballo en el término de un año.

Al rey no le disgustó la idea, de manera que le concedió al hombre lo que pedía.

Cuando los amigos del condenado a muerte le preguntaron por qué había prometido semejante barbaridad, el hombre explicó.

—Durante un año pueden suceder muchas cosas. El rey puede morir. O yo mismo puedo morir. Quizás el caballo muera. No sé… En un año, ¡hasta un caballo puede aprender a volar!

La respuesta del hombre puede causar risa, pero tiene su pizca de sabiduría. ¿Cuántas cosas pueden pasar en un año? Muchas. Por supuesto, cualquier cosa menos que un caballo vuele. Pero tanto el rey como el caballo podían morir, en cuyo caso el acuerdo perdería su vigor.

¿Qué nos enseña esta historia?

Por lo menos dos cosas. Una tiene que ver con el valor del tiempo. Cuando enfrentamos situaciones difíciles, siempre que sea posible conviene «dar tiempo al tiempo». Ahora no vemos una solución al problema, pero ¿quién sabe? Como dicen por ahí, «amanecerá y veremos». Lo que hoy no vemos o no podemos resolver mañana si, todo cambia. Nunca actuemos alocadamente sino con sabiduría permitiendo que el tiempo sea nuestro aliado.

La otra enseñanza tiene que ver con nuestra actitud ante los problemas. Aunque la solución que el hombre de la historia propuso parecía una locura, su actitud era cualquier cosa menos negativa. Tenía todas las de perder, pero él esperaba que ocurriera lo mejor, no lo peor.

Mantenga la calma antes las situaciones difíciles y Dios y el tiempo serán sus aliados!

 


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