EL ELEFANTE Y LA CUERDA
Un hombre que paseaba
en un zoológico se detuvo a mirar el recinto donde estaban los elefantes. Algo
le llamó inmediatamente la atención; notó que los elefantes estaban atados a
una cuerda pequeña y delgada en una de sus patas traseras. No parecía
suficiente para resistir la fuerza del animal.
Sin embargo, ninguno
de los elefantes hacía algún esfuerzo para romper aquella cuerda. Simplemente
caminaban en círculo a la distancia que les permitía la atadura.
El hombre se acercó a
uno de los encargados del lugar y le preguntó la razón por la cual usaban
aquellas cuerdas tan débiles para esos animales enormes y fuertes.
El cuidador le contó
que esos elefantes estaban allí desde muy tiernos y que intentaron en más de
una ocasión liberarse, pero eran demasiado pequeños y débiles, cuando lo
hicieron, que la cuerda era suficiente para retenerlos. Así, llegaron a creer
que era imposible liberarse.
Crecieron y se
hicieron fuertes, pero no volvieron a intentarlo, pues estaban seguros de que
no podrían romper aquella cuerda.
Al igual que esos
elefantes, hay personas que viven atadas al pecado, a los vicios, al miedo, al
dolor, al resentimiento o cualquier otra cosa que les impide ser libres y
felices.
Quizás lo han
intentado en más de una ocasión, pero no lograron liberarse. Llegaron a creer
que eran demasiado débiles para vencer y se han resignado a vivir atados al
problema.
¿Tienes ataduras en tu
vida que crees que no puedes romper? La enseñanza en este relato es que no
debes darte por vencido.
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