CUANDO PERDONAR?

 




Jesús estaba colgado de la cruz, casi sin fuerzas y sin vida después de recibir el castigo atroz del látigo romano, y el sufrimiento causado por la corona de espinas en su cabeza y los clavos en sus manos y sus pies. Sus carnes estaban desgarradas, la pérdida de sangre le llevaba en esos momentos a entrar en un estado de shock donde todos sus órganos comenzaban a dejar de funcionar, mas aun así, en medio de tanto dolor, el declara una de las frases más sublimes, que solo puede salir, mas en ese momento y en ese contexto, de los labios de quien verdaderamente es el amor encarnado: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen” Es tan grande su amor y compasión por la humanidad que en vez de estar pensando en sí mismo, su mente y corazón estaba puesto en ti y en mi, no solo en aquellos verdugos presentes, sino también en todos nosotros, los que con nuestra indiferencia y pecados, también crucificamos a Jesús.

Como lo hizo a la lo largo de su ministerio, una vez mas estaba predicando y enseñando con el ejemplo, como cuando lavo los pies de sus discípulos para que entendiesen que quien quiera ser el mayor en el Reino debe ser el servidor de todos. Un verdadero líder no predica y conduce, solo con palabras, sino y sobre todo con hechos. Necesitamos más lideres, padres, pastores, siervos que prediquen con el ejemplo!

Cuál es el mensaje y la enseñanza que nos deja Jesús desde la cruz? Que debemos perdonar, perdonar aun en medio del dolor, perdonar aun cuando la herida está abierta, aun cuando no cesa la ofensa.

De más esta decir que a todos nos cuesta perdonar, y mucho más nos cuesta cuando la ofensa es reciente, cuando la herida aun está abierta. Cuantos hay que dicen: “Ahora no siento de perdonar” “Voy a ver más adelante” “Todavía no siento de perdonar, tengo la ofensa muy presente” y de alguna manera nos excusamos de la imposibilidad de perdonar. Creemos equivocadamente que si el dolor está a flor de piel eso nos exime de perdonar. Jesús claramente nos invita a perdonar en medio del dolor, a mostrar la grandeza y el amor del corazón de un verdadero hijo de Dios, que no se escuda detrás de justificaciones, ni de sentimientos, sino que decide extender el perdón a quien lo merece y quién no.

Aunque no sienta, perdone!

Aunque las personas que le han herido no lo merezcan, perdone!

Aunque sea muy pronto, perdone!

Esta es la voluntad de Dios que debemos practicar.  Perdonar no te hace débil, te hace grande!

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Y ANTES QUE LA LAMPARA FUESE APAGADA

LOS 10 PRINCIPALES CONSEJOS DE SALOMÓN PARA LOS JÓVENES

BUENAS DECISIONES