QUIERO SER PASTOR, QUE DEBO HACER?

 


La Biblia dice que aquel que anhela ser pastor buena cosa desea (1 Timoteo 3:1). Pero, como en todos los ordenes de la vida, no alcanza solo con el deseo o la buena intención, a la voluntad hay sumarle decisiones. Ellas  tienen que ver con tu vida interior, tu conocimiento y tus hábitos

1- Debes definir tus motivaciones:

Para ello preguntate ¿Por qué quiero ser pastor? ¿Qué es lo que me impulsa a ello? Debes responderte con absoluta sinceridad, de ello depende tu futuro y la concreción de  tu aspiración. ¿Querés ser pastor para tener tu iglesia propia? ¿Para sentirte importante? ¿Para ser reconocido? ¿Para tener liderazgo y autoridad? ¿Para estar al frente de una organización? ¿Para tener un ingreso económico? ¿Para mostrarle a los demás que eres espiritual o capaz? ¿Para taparle la boca a los que no creían en ti? Estas motivaciones y muchas otras similares son Incorrectas. Muchos aspiran al pastorado porque creen erróneamente que es un “puesto de relevancia fácil de obtener” internamente piensan: “ser abogado es mucho sacrificio, para medico tengo que estudiar 6 años…para ser pastor no tengo que hacer nada”. Fruto de esta mentalidad es que vemos a tantos pastores “truchos” sin llamado, ni preparación, ni experiencia alguna, sin la mínima capacidad para llevar una iglesia adelante, “pastores” auto proclamados. Las demandas al pastorado no son sencillas, no se trata de saber predicar un poquito, de orar bonito y hacer auto bombo, diciendo “a mi Dios me habla y la gente me quiere mucho”. Las demandas de Dios para el pastorado son más exigentes de las que se aplican en la actualidad. Te recomiendo leas nuestro manual Dinámicas del Ministro: Personalidad del Ministro y aprenderás los requisitos de Dios para este santo ministerio. Puedes lograrlo! si tu motivación es morir a tus planes personales para servir a tus semejantes por amor a Dios, entonces el camino te será placentero y disfrutaras al ir cumpliendo las demandas de Dios para tu vida.

2- Debes permitir que Dios trate intensivamente en el área del carácter.

Esta es la parte más dolorosa y el gran filtro que muchos no logran pasar. Para que Dios te use debes morir al “yo” por completo y vivir en total humillación. Debes dejar atrás el tiempo de las rebeldías, los cuestionamientos, el temperamento, la confrontación con tus hermanos, el querer tener la razón a toda costa, el querer salir “ganando” frente a cualquier situación, debes alcanzar la mansedumbre y todos los frutos del Espíritu, permitiendo que los demás juzguen si realmente los estas desarrollando en tu vida.

3- Debes capacitarte:

Como pastor vas a usar la Biblia, la Palabra de verdad, ella va a ser tu manual, tu guía… ¿la conoces? No te pregunte si la leíste ¿la comprendiste? No se trata de conocer algunos versículos de memoria o decir “Que lindos son los salmitos” se trata de estudiarla en forma integral desde el aspecto histórico, pasando por el profético hasta su aplicación actual. No digo que debas licenciarte en teología  (no estaría nada mal) para ser pastor, pero si, debes cursar la escuela de Ministerio completamente.

4- Debes saber esperar la doble confirmación.

Muchos dicen: “a mi Dios me dijo que voy a ser pastor” Bárbaro! Ahora tenés que esperar que Dios se lo diga a tu pastor. Porque la Biblia dice que Dios no hará nada sin que primero se lo comunique a sus siervos. Vos podes tener el llamado, pero aun así tenés que esperar la consagración y la consagración viene del hombre, te guste o no esto es bíblico. Eran los apóstoles los que consagraban a los nuevos dirigentes. Si te dieron “Una palabra profética” eso no te habilita a reclamar “un puestito”. David recibió palabra de que iba a ser el rey de Israel, pero pasaron años hasta que se confirmo ese llamado y mientras tanto tuvo que atravesar varios desiertos y siguió trabajando. Querés ser pastor? Trabaja, serví, pasa por desiertos y soporta la prueba, callate y no reclames nada, que si Dios te llamo el lo confirmara en su debido tiempo.

5- Debes pasar tiempo al lado de un mentor y aprender teórico-practico:

Josué pasó tiempo al lado de Moisés y se convirtió en su sucesor, Timoteo aprendió de Pablo, los discípulos aprendieron de Jesús, y vos… ¿De quien estas aprendiendo? ¿Quién es tu maestro? … “a mi me enseña el Espíritu Santo”, dicen algunos caraduras. Si esto fuera así,  para que entonces estableció Dios Apóstoles, pastores, maestros, diáconos etc. en la iglesia “¿Quién los necesita?” Vos tenés que buscarte un mentor, pero no para que te diga cosas lindas, sino para que te duela, para que te exija, te corrija, te discipline, te motive a superarte, a eso le llamaría: un buen mentor.

6- Debes desarrollar una fe incondicional:

Sin fe es imposible agradar a Dios. No solo la necesitas para llegar a tu sueño, sino que también y por sobre todo, la necesitaras para mantenerte cuando estés dentro de el. El pastorado es ingrato. La soledad, la critica, el menosprecio, la adversidad, la toma de decisiones difíciles, las infidelidades son moneda corriente que pueden destruir por completo a aquel que no tiene puesta su confianza únicamente en Dios. Haz desarrollado la fe que vence? Tienes la certeza que ante las situaciones mas limites te mantendrás sereno y confiado en Dios? O eres de los que frente a la adversidad, se quejan, pegan portazos, se le “escapan” palabrotas, están insoportables y se deprimen. Te imaginas siendo pastor con este perfil? Empeza a crecer en la fe porque la necesitaras en tres niveles: Fe para llegar, fe para mantenerte, y fe para progresar.

Adelante! Puedes lograrlo!

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