PERSEGUÍA SU COLA!
Cuenta una fábula que
cierto día, un cachorrito se puso a perseguir afanosamente su propia cola sin
éxito alguno, cuando en ese momento, un perro viejo lo vio.
—¿Por qué estás
persiguiendo tu propia cola? —He escuchado que la felicidad está en mi cola
—respondió el perrito_ . Así que la seguiré persiguiendo hasta alcanzarla.
—Hubo un tiempo en que yo también perseguía mi cola —contestó el perro viejo—,
porque había escuchado eso de que la felicidad de un perro está en la cola. —¿Y
lograste alcanzarla? —preguntó interesado el cachorrito. —Después de mucho
perseguir mi cola —replicó el perro anciano—, descubrí que cuanto más intentaba
alcanzarla, tanto más se alejaba de mí; pero cuando dejaba de perseguirla y me
dedicaba a mis asuntos diarios, entonces ella me seguía a toda partes.
Mientras más nos
afanamos por perseguir la felicidad, más nos esquiva. En cambio, cuando nos
dedicamos a cumplir fielmente nuestros deberes diarios, la felicidad nos sigue
a todas partes.
Mucha gente piensa que
la felicidad tocará a su puerta cuando alguno de sus grandes sueños se haga
realidad: «Ser el mejor jugador del equipo de fútbol», «Culminar mi carrera con
honores», «Comprar un auto último modelo», «Vivir en una mansión frente al
mar».
El problema de esos
sueños es que la felicidad no es el producto de lo que hacemos o tenemos, sino
de como vivimos. La verdadera felicidad solo se encuentra en hacer
la voluntad de Dios y cumplir la misión y propósito que el nos encomendó en
esta vida.
Comentarios
Publicar un comentario