DEMONIOS

 



Los espíritus inmundos llaman al cuerpo humano “su casa”. Ellos son espíritus desencarnados que para llevar a cabo su obra maléfica necesitan manifestarse a través de un hombre o una mujer y en ocasiones a través de animales. Es por eso que cuando un demonio entra a la vida de una persona controla desde dentro su voluntad, sus pensamientos y sus acciones, con el fin de satisfacer sus bajos instintos y conducirla a una vida de pecado, ruina y muerte. La finalidad de los espíritus inmundos es cumplir la misión que les fue encomendada por su amo Satanás: Arruinar la creación de Dios y llevar sus almas a la perdición eterna. Satanás sabe cuánto se duele el corazón del Padre, ante el sufrimiento de sus criaturas  y en especial de sus hijos. El sabe cuánto amor siente por nosotros Dios y por eso busca pegarle por donde más le duele: El ser humano. Los demonios son seres espirituales e invisibles al ojo humano, esto les da la posibilidad de actuar en las sobras sin ser detectados fácilmente. La biblia nos enseña que detrás de todo lo malo se encuentra Satanás y sus ángeles, sin embargo pocos lo ven así. En esta era científica, donde prevalece la razón y lo empíricamente comprobable, no hay lugar para el mundo espiritual. Todo tiene que tener una explicación lógica. “Trastorno de conducta, bipolaridad, personalidad disociativa, demencia, ansiedad, ataques de pánico,etc.” Son los términos más comunes para definir el cambio de comportamiento.  Las cárceles, manicomios, hospitales, y hogares destruidos están llenos de personas con estos diagnósticos que ignoran la acción de las entidades del mal. Los demonios se esconden detrás de las heridas del alma, detrás de las religiones que, aunque piadosas en apariencia, no le dan la gloria a Jesús el hijo de Dios,  se esconden detrás de las practicas esotéricas que buscan un camino para llegar al conocimiento trascendente por fuera de Dios; y desde allí miles son conducidos día tras día a la perdición eterna.

Jesús apareció para deshacer las obras del diablo. Solo la entrega total del corazón a Jesucristo puede debilitar el poder del maligno y alejarlo de nuestras vidas. No hay amuletos, ni rituales que sean efectivos en esta lucha espiritual, solo la sangre de Cristo tiene poder. Entréguele hoy mismo su corazón a Jesús, busque ser lleno del Espíritu Santo y el Diablo huira de su lado.

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