POR LA MAÑANA VENDRA LA ALEGRIA
Salmo 30
¿Quién que viva no ha pasado alguna noche difícil?
La noche que estuviste en esa sala de
hospital, esperando noticias, temiendo lo peor. O aquella que pasaste llorando
por la herida que causaron a tu corazón. O aquella otra en que sentías temor, o
hambre o frío. Y que tal aquella en la que te tocó despedir a un ser que
amabas y partió hacia la eternidad?
Todos hemos tenido noches oscuras. La noche, en este caso, no es la otra
mitad del día; representa una época, una temporada que vivimos en la cual todo
fue (o es) sombrío, oscuro, frío. Pareciera que nunca va a acabar. Sientes una
intensa agonía y percibes el peligro a cada instante.
Dios no pudo escoger a
nadie mejor para hablarnos de noches oscuras que David. Él sí sabía de
noches oscuras, de persecuciones, de traiciones y soledad, de dolor y peligros
de muerte, de huir de un patrón como de un hijo, de llorar la muerte de un
amigo como la de su bebé recién nacido. Sabía de menosprecios y humillaciones.
David es el mejor para hablarnos del tema.
David nos cuenta que la noche
termina cuando comienza el día; y tu día
comienza cuando te decides a alabar a Dios. No tienes que sentarte a llorar hasta que todo acabe...
DEJA DE LLORAR, tus
lágrimas no harán sino hacer más oscura y sombría tu noche.
LEVÁNTATE en el nombre de
Jesús,
USA TU ARPA, Comienza a adorar al Señor por una victoria anticipada.
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