SABADO

 



Todo lo acontecido en la última semana de Cristo antes de su muerte y resurrección fue crucial en la historia de la salvación de la humanidad. Pero hay tres días que capturan la centralidad. El viernes, sábado y domingo. Esto no es caprichoso puesto que las profecías hablan de tres días, el propio Jesús había dicho: “Derriben este templo y en tres días lo reedificare”. El había anunciado a sus discípulos que al tercer día habría de resucitar. Esos tres días fueron determinantes en el plan de Dios para la humanidad. El viernes fue el día de la cruz, del dolor, de los clavos, de la corona de espinas,  el día donde el cielo se oscurece, los enemigos se burlan, los discípulos huyen, los ingratos desaparecen, el viernes fue el día donde Jesús cargo con todo el pecado de la humanidad y no hubo quien pudiera ayudarle, el día en que debió enfrentar solo el calvario. El domingo fue el día de la resurrección, de la vida, del poder del Espíritu Santo obrando, levantando, removiendo piedras, fue el día donde las profecías se cumplieron, donde lo que Dios dijo que haría se materializo, fue el día de la victoria. Pero en el medio esta el sábado, un día de silencio, de espera, donde aparentemente no pasa nada, es el día sin nombre, sin demasiados calificativos, es el día de una tensa espera donde las dudas se agigantan y la impaciencia desborda. Sabemos cómo enfrentar el viernes (el día malo) alguien nos hablo del domingo, de que hay que confiar en la victoria, pero poco sabemos de cómo transitar nuestro sábado.

Nuestra vida es una historia de tres días. Si te detienes a pensarlo bien nuestra vida repite un patrón de tres etapas, tres momentos: Hay un día de adversidad, un día de salir de la adversidad, pero en el medio un tiempo o una temporada de incertidumbre, de silencios, de oraciones que parecen no tener contestación, un sábado que a veces se nos hace interminable. Siempre hay un día en el medio entre la tristeza y la alegría, entre la muerte y la resurrección, entre la mala noticia y la buena noticia, entre lo malo y lo bueno.

Estamos al pendiente o preparados para el primer día y el tercer día, pero nadie nos preparo para el sábado, para ese tiempo medio:

-El sábado es el día de los sueños rotos donde tú piensas que tu sueño murió, que ya lo perdiste para siempre, es el día de la desesperanza, es el día después del dolor donde te cuesta asimilar todo lo que estas pasando.

-El sábado es el “durante” “el mientras tanto” el día de una interminable espera e incertidumbre. Quieres creer, pero tanto silencio te hace ruido y te desespera.

-El sábado es el día en que Dios hace silencio, donde oras pero no hay respuesta, vienes a la iglesia pero el mensaje no tuvo que ver contigo. Quisieras ver un ángel, recibir algún recado que te anime, o que Dios te mande alguna clase de señal, pero nada!

-El sábado es el día en que te preguntas: Sera? Será que Dios lo puede hacer?, será que vendrá esa pareja, ese hijo, esa justicia, esa respuesta, será que Dios me tiene en cuenta? es el día en que nos cuesta creer y mantener la fe. Siendo sinceros, cuando estamos pasando por nuestro sábado no confiamos en que vaya a llegar un tercer día de gloria o victoria, más bien dudamos y pensamos si acaso alguna vez vamos a poder salir del eterno sábado que se ha transformado en una suerte de pesadilla en la cual nos encontramos inmersos…los propios discípulos no confiaban demasiado en el tercer día y eso que Jesús les había adelantado lo que habría de acontecer en varias ocasiones, por eso Tomas pide comprobación, porque no estaba creyendo.  

-El sábado es el día en que piensas en resignarte: Ya esta, está todo perdido “y nosotros que creíamos que él era el que nos iba a salvar”. Es el día donde dices: “Si yo se que puede resucitar pero hay que ser realistas, es muy difícil” “yo sé que Dios me puede sanar, pero hay que ver si es su voluntad, y oír que dice el médico!”

- El sábado es el proceso necesario para que llegue tu domingo. Si saltas del viernes al domingo nunca habrás pasado por el proceso que te enseña, que desarrolla tu fe, tu espera, que te hace paciente, apto. Necesitas del sábado en el medio! Hay gente que ora para saltar del viernes al domingo, hay quienes han pasado del viernes al domingo así de una pero sabes cual termina siendo el resultado? Un eterno y frustrante sábado al final. Gente que decidió no esperar el tiempo de Dios y procuro su domingo a su manera: “Ya está, no espero más me voy a la cama con este” “me voy a esa otra iglesia que ya me ofrecieron ser líder” “me enganche con tal político,  ahora me toca prosperar a mi”…gente que busca saltearse el sábado, no esperar.  Cuando tu evitas tu sábado estas dejando fuera a Dios de tus planes, no le estas permitiendo que sea él quien resucite tus sueños, remueva tu piedra, envíe el poder de su Espíritu Santo, ponga el sello de aprobación sobre ti y tu domingo…cuando te saltas tu sábado y buscas la felicidad, tu domingo a tu manera, Dios no tendrá que ver con lo que te suceda o pase, por lo tanto tendrás un domingo muy corto y luego un sábado antinatural muy largo. No te adelantes, no te desesperes, si el sueño es de Dios va a resucitar, se va a levantar, lo que es de Dios volverá a tu mano.

A los que están atravesando un sábado de incertidumbre y silencio interminable les digo, viene tu domingo de resurrección, Dios no se olvido de ti! Toda piedra será removida, la adversidad se convertirá en gloria, la tristeza en gozo y todos sabrán que Dios te levanto con poder, aun los que te daban por muerto verán lo que Dios ha de hacer en ti. Ya esta profetizado tu tercer día llegara!

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