LAS PENINAS

 


1 Samuel capitulo 1 nos cuenta la historia de una mujer llamada a ser agraciada, a ser productiva (ya que el nombre Ana significa “agraciada”, “la que da”) pero que por alguna razón no estaba alcanzando y disfrutando su destino profético. Ella era improductiva, estéril, no podía tener lo que más deseaba, un hijo.

Ana tenía una rival que se llamaba Penina, la cual la irritaba, burlándose de su condición, menospreciándola y haciéndola sentir mal. Siempre que estés en desgracia, en aflicción, en enfermedad, en prueba Satanás va a levantar “peninas”, gente que te irrite, que se burle, que te juzgue, que se levante contra ti, que te haga sentir mal. Sabes porque te duelen tanto las “peninas”? Por tu condición, porque cuando estas mal todo te irrita, todo te molesta. Cuando estas mal, cuando no estás enfocado en tus sueños, en tu productividad prestas demasiada atención a las “peninas”, a lo que los demás dicen, opinan, o escriben en facebook. Y amen de tu carencia, de tu falta de “hijos” le sumas la herida que te causan las “peninas” de la vida.

Tan mal se sentía Ana que había caído en una depresión (lloraba y no comía), no quería escuchar razones, ni valoraba la ayuda y el aprecio de los demás, por ejemplo la de su esposo Elcana que trataba de apoyarla en todo momento y de hacerla sentir especial. Vos no podes permitir que tus rivales, que tus dificultades modifiquen tu naturaleza, tu comportamiento, tu condición, tampoco debes permitir que tus heridas te impidan ver las cosas buenas que Dios ha puesto a tu lado, las bendiciones de las cuales gozas.  Cuando estamos como Ana solo vemos nuestro dolor y solo escuchamos a las peninas y no valoramos todo lo que tenemos.

Ahora bien, Dios permite esas situaciones límites, esas crisis en nuestra vida, para que tomemos decisiones. Las crisis te mejoran o te empeoran pero nunca te dejan igual. Ana entendió que seguir escuchando a Penina, seguir llorando, seguir en hambre (no alimentarse de la palabra de Dios) no iba a cambiar su situación. El enemigo quiere verte llorando, quiere mantenerte en debilidad, quiere que vivas atormentado con las peninas, de esa manera te mantiene improductivo, atado e infeliz, pero hoy es el día para ponerle fin a esa situación tomando una decisión. 

Ana decide cruzar la puerta del templo con una firme decisión en el corazón: Hacer un voto con Dios. Muchas veces había cruzado esa puerta, pero su vida continuaba igual, no era la primera vez que ella iba al templo, pero esta vez ella cruza con determinación, con la firme convicción de cambiar de vida, de situación haciendo una alianza, un compromiso serio con Dios!. El enemigo no tiene problema en que vengas a la Iglesia, lo que él no quiere es que te comprometas, que hagas alianza con Dios!

Ella dejo de enfocarse en los demás y en el problema para enfocarse en ella y en la solución. Decide que su vida va a cambiar, que ella con la ayuda de Dios va a salir adelante, y le pide a Dios un hijo varón, pide de forma específica, no pide un “aunque sea”. Cuando alguien está en la mala pide lo que venga, total cualquier cosa es mejor que nada, pero Ana no, ella pidió un hijo varón, porque estaba determinada a lograr lo que quería.

Cuando ella hizo el voto se libero su milagro, se activo lo sobrenatural…profetizo: vas a dar a luz, vas a ver nacer tus mejores bendiciones!

Cuando ella se determino, e hizo el voto con Dios, dejo atrás la esterilidad y Penina desapareció. Las “peninas” no se van orando, reprendiendo, peleando, discutiendo, cambiándose de iglesia, se van cuando tu entras a ser productivo delante de Dios!

Dios visito a Ana y no solo le dio a Samuel sino muchos hijos más! Cuando tú decides cruzar la puerta y entrar al nivel del voto con Dios se sueltan bendiciones desbordantes, Dios te visita y te da mucho más de lo que esperabas!

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