LA PUERTA DEL OÍDO

 


El ser humano posee 5 sentidos que lo conectan con lo que lo rodea, estos son: Oído, vista, olfato, gusto y tacto. A través de ellos los sonidos, lo que vemos, lo que gustamos, lo que olemos, lo que tocamos entra a nuestro cerebro y este lo almacena y lo procesa y lo convierte en información, por eso cuando volvemos a escuchar una melodía automáticamente la reconocemos, porque ya está en nuestra memoria, o cuando volvemos a percibir un aroma conocido decimos “este olor es de las rosas!” porque todo queda almacenado en nuestra memoria, en nuestro cerebro. Así que comprendiendo esto usted debe prestar atención a lo que deja entrar a su vida, ya que hay cosas que edifican y cosas que no, cosas que bendicen y otras que maldicen. Si usted llena su mente de cosas buenas, va a reproducir cosas buenas, su memoria le va a llevar a fluir en lo que tiene, por eso Pedro y Juan le dijeron al paralitico: “Lo que tengo te doy”. Ahora si usted llena su mente de inmundicias, porque su ojo es malo, sus oídos prestan atención a lo negativo, no espere que los resultados y lo que usted reproduzca sea bueno. Se da lo que se tiene! Somos lo que comemos! De que te alimentas? Que entra por tus ojos, por tus oídos, que sale de tu boca?.

Estas 5 puertas pueden ser una bendición si tú decides alimentar tu memoria de cosas buenas, o pueden ser tu peor maldición si das lugar a malo. Los espíritus inmundos conocen esta realidad y por eso buscan entrar por alguna de estas puertas para destruir tu mente, alma y espíritu, que es lo que tú llevas por dentro. Una de las puertas que más usan los demonios es la del oído. Ellos saben cuánto nos afecta aquellas cosas que escuchamos.  Hay una diferencia entre oír y escuchar: Escuchar es prestar atención, oír es solo percibir sonidos. El problema es cuando tú pones atención a lo que no debería entrar por tus oídos, por ejemplo: Críticas, chismes, maldiciones, mentiras, música que no te edifica, dudas, etc. Cuando dejas entrar esas cosas con ellas entran los demonios para destruir ya que encontraron la puerta abierta!. Un ejemplo muy claro de esto en la Biblia lo encontramos en la historia que narra 1 Samuel 18:6-10

Saúl se llena de celos contra David porque presta atención al cantico de las mujeres que decía “Saúl hirió a mil y David a sus diez miles” Por prestar atención a estas voces él se lleno de celos y a partir de ese día un espíritu inmundo comenzó a atormentarlo. Siempre habrá gente que te compare, siempre habrá gente que te critique, que te juzgue, que te quiera hacer sentir mal, pero depende de ti “oír o escuchar”, depende de ti darle o no valor a esas palabras. Una palabra puede construir o puede derribar. Satanás intentara usar palabras para derribarte. Cierra tus oídos a las comparaciones, a las críticas, a las dudas a lo negativo. Alimenta tus oídos con la palabra de Dios, ya que la fe viene por el oír y el oír la palabra de Dios. Aléjate de los boca sucia! Aléjate de los negativos, aléjate de esas letras de canciones que pudren la cabeza, aléjate de los heridores. Dile al Señor como dijo David: hazme oír gozo y alegría y se sanaran los huesos que están abatidos. Tus oídos son puertas pero tú tienes las llaves!

 

 

 

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