SALIENDO DE LA CUEVA

 



La Biblia está llena de historias de hombres y mujeres a los que la vida los golpeó. A María y a Marta se les murió el hermano y de alguna manera la fe empezó a resentirse en ellas; después de una gran victoria Elías cayó en una tremenda depresión que lo llevó a decirle a Dios: “Quitame la vida. ¡No puedo aguantar más esta persecución!”; Gedeón, por su parte, era un hombre que trabajaba y trabajaba, pero venía el enemigo y le robaba todo el fruto de su trabajo. ¿Te pasó alguna vez que trabajaste y te esforzaste, pero el dinero no te alcanzaba para nada? Estos golpes a nuestra vida y a nuestra fe hacen que queramos renunciar.
Muchos golpes que recibimos tienen que ver con errores que cometimos nosotros, con errores que cometieron otras personas o con situaciones que no podemos impedir, como la muerte de un ser querido o un accidente. Estas últimas son, muchas veces, las más difíciles de superar.

Las personas lastimadas se desilusionan de la vida y no quieren creer en nada o en nadie. Hay quienes se esconden en cuevas para evadir el problema y la realidad. Esto fue lo que le paso a Gedeón y su pueblo, desilusionados de la vida que llevaban y cansados de perder, se fueron a vivir en cuevas y cavernas, pero hasta allí fue Dios a buscarlo, sacarlo y ponerlo en pie de guerra.

Para vencer primero hay que salir de la cueva. La cueva representa tu dolor, tu encierro, tu frustración.

 

Como salir de la cueva?

1-No reprimas, sacar todo, ponelo en palabras. La confesión es sanadora. Cuando Jesús les preguntaba a los enfermos si querían ser sanos, no era porque Jesús dudaba sino porque quería que aquellos dolientes sacaran el dolor de su interior a través de las palabras. Lo que callas te enferma, te asila más en tu dolor. Las tristezas compartidas se dividen. Gedeón puso en palabras su dolor delante del ángel, necesitaba hacerlo como un desahogo. Tenes que llevar todo a Dios en oración.

2- Amor propio, autoestima, merezco una vida mejor. El encuentro y las palabras del ángel despertaron la fe anestesiada de Gedeón. Aquel que se consideraba el más pobre, pequeño e inútil paso a ser un gran guerrero. El encuentro con Dios te devuelve la dignidad, te levanta la estima, te hace volver a creer en tu capacidad.

3- Defender tu cosecha, tus sueños, metas, tus bendiciones. Pelea por lo tuyo, aunque sea poquito. Hoy luchas por un puñado de trigo pero mañana estarás peleando por toda una nación.

4- Salí del rol de víctima: Yo soy pobre, mi familia es pobre, soy el menor. Cambia tu actitud, tu mentalidad y cambiara lo que te rodea. La ley de la atracción funciona, y si te consideras pobre, pobreza vas a atraer, si crees que no podes vas a estar en lo cierto. La diferencia está en tu manera de pensar. Si cambian tus pensamientos, cambia tu actitud.

5- Créele a Dios. “Yo estaré contigo y derrotaras a los madianitas como a un solo hombre” Deja de escuchar las opiniones de los demás y aun la de tus propios sentimientos y escucha la voz de Dios. El te dice, lo vas a lograr!

6- Captura la presencia de Dios y no la dejes ir. Gedeón le dijo al ángel “no te vayas…”  Lo que va a cambiar tu vida es la manifestación de Dios, su presencia le va dar orientación y sentido a tu vida. Decile a Dios no te vayas! Hace que haya fuego de Dios en tu vida, en tu altar. Pone lo que sos y lo que tenes en manos de Dios y el va a cambiar tu vida.

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