CUANDO DIOS CIERRA
Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia:
Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y
ninguno cierra, y cierra y ninguno abre Apocalipsis 3:7
Estamos acostumbrados a darle la gloria a Dios por las puertas que se nos abrieron, pero rara vez damos gracias a Dios por las puertas que se nos cerraron, por aquellas cosas que no se dieron a nuestro modo, por las veces que Dios nos dijo “no” y es porque vemos las puertas cerradas como un fracaso, como una frustración, o como una oposición del diablo y esto no debería ser así.
La Biblia dice que Dios es el que abre, si! Pero también el que cierra! Esto significa que, ya sea que una puerta se abra o una puerta se cierre, Dios está en control. No siempre Dios ha de explicarnos porque una puerta se cierra, o porque él dice no; no siempre habremos de entenderlo en lo inmediato, pero si siempre debemos tener la certeza de que el está planificando lo mejor para nosotros.
Sé que es difícil entender esto, porque cuando estamos frente a una puerta cerrada, frente a un sueño que se frustra, una meta que vez tras vez se nos trunca, una bendición que no llega se nos dificulta creer que Dios está en control y que está siendo bueno con nosotros, nos cuesta creer que El está detrás de un plan perfecto que ha de desembocar en nuestra felicidad, pero créanme que a menudo sucede así, aunque nosotros nos encaprichemos en creer que Dios nos abandono a nuestra suerte.
Tenemos que entender que las cosas no siempre han de salir como nosotros queremos pero si como Dios quiere y es en esta verdad que debe descansar nuestra fe.
Hay varias razones por las cuales Dios puede cerrarnos una puerta:
Para librarte de un mal: Dios libra del peligro oculto. Los que son padres o abuelos saben de la importancia de mantener ciertas puertas cerradas, pues afuera hay un peligro que los pequeños desconocen, balcones o escaleras a las que no deben acercarse por su bien. Así Dios sabe librar a los que en el confían! A diario somos beneficiados con milagros ocultos, de los que no somos consientes y que a menudo los evaluamos como contratiempos: Una cita que se cancelo, el auto que ese día no arranco, ese viaje que no se dio, esa operación que se postergo, etc. Evaluamos estas cosas como trabas, pero en realidad fueron bendiciones ocultas, puertas que Dios cerró para librarte del peligro.
Para re direccionar tu camino: Como el caso de Pablo cuando Dios le dio la visión
del varón Macedonio. El apóstol tenía planes de ir a tal y tal lugar, pero Dios
tenía planes mejores, Pablo tenía una hoja de ruta, pero Dios tenia destinos superiores!.
Aprendamos a dar gracias por las
puertas que se cerraron en nuestro pasado, porque ellas te han traído hasta
aquí, te han moldeado, te han hecho crecer, te han obligado a forjar un nuevo
destino, te han colocado exactamente donde Dios quería que estuvieses, y te han
hecho alcanzar cosas que de no haber sido por aquellas puertas cerradas no las
hubieses alcanzado.
Porque Dios tiene un plan mayor: Jesús en Getsemaní oro al Padre para que le librara de la copa amarga de la prueba que le esperaba, pero Dios le dijo no, porque había un plan mayor. Habrá etapas en que habremos de llorar como Jesús, etapas en que nos sentiremos mal con la situación que nos toca atravesar, pensando que la puerta cerrada representa un final, pero es frente a la puerta cerrada que Dios te dice: Nada termino, ni tampoco mis planes para contigo, simplemente yo cierro esta puerta para llevarte a puertas mucho más grandes, hacia planes mayores!
Para obligarnos al cambio: Hay etapas que simplemente llegan a su fin y es entonces que Dios cierra la puerta para que no insistas, para que tus sentimientos no dilaten aquella decisión que tienes que tomar con una fe inteligente. Fue Dios quien cerró las puertas del arca luego de que Noé y su familia entraron en ella. Una etapa había finalizado y un mundo nuevo estaba por asomar, pero ese mundo nuevo era para Noé y su familia. Dios cierra puertas para que no subas a la gente equivocada, para introducirte a un nuevo tiempo, a una nueva tierra, a un nuevo comienzo!
Dios cierra puertas y nos obliga al cambio cuando tomamos decisiones que él no comparte, en las que te ha dicho “Yo no estoy contigo en esto” “Aquí no está mi voluntad, no me pidas que te apoye”.
Pero Pastor, como sé que es Dios que me cerro esa puerta y no el diablo?
Porque el enemigo no puede cerrarte ninguna puerta, cuando Dios abre ninguno
cierra, ninguno! y eso incluye al envidioso, al toxico, a los brujos y al mismo
infierno, nada ni nadie puede cerrar lo que Dios abre!
Bendice las puertas que se te han cerrado, da gracias a Dios por lo que
no fue, no te quedes dolido y llorando frente a puertas cerradas. ¿Se termino
ese empleo? Dios tiene algo mejor para ti; ¿no continuo esa relación
sentimental? Vaya a saber de qué suegra despiadada Dios te libro!, ¿no se dio
esa compra?, no la llores, estate atento a la próxima puerta!
La puerta que estas esperando aparecerá y se abrirá delante de ti cuando
dejes de mirar hacia la puerta que se te cerro, cuando dejes de llorar lo que
no fue, cuando entiendas que los pensamientos y los planes de Dios son mejores
que los tuyos y sus caminos más elevados, cuando entiendas que él no se olvido
de ti, no se olvido de nosotros, por el contrario! nos demuestra su amor
cerrándonos puertas que nos harían perder el tiempo, la salud y la alegría. El
tiene algo mejor para ti! Adora a Dios aun en las temporadas de puertas
cerradas y veras la gloria de Dios.
Que podría ver de bueno un hombre estando preso en una isla desértica y
alejada de todo lo que el ama. Cualquiera de nosotros renegaría de esta
condición. Juan amaba al Señor, le servía con todo su corazón y de repente las
puertas se le cerraron en el continente y por el solo hecho de predicar el
evangelio lo llevan preso a Patmos, pero estando en esa condición adora a Dios
estando en el Espíritu en el día del Señor y ve una puerta que estaba reservada
para él, la puerta del cielo, la ve abierta, ve al Señor sentado en su trono,
ve la gloria celestial y ve la revelación más sublime que ningún otro hombre
haya recibido jamás! Alaba a Dios aun en el lugar de la puerta cerrada y el te
abrirá las puertas del cielo!
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