CIMIENTOS PARA UNA FAMILIA FUERTE
En el año 2,150 A.C. en el imperio Babilónico, el hecho de saber
construir una casa era ya fundamental, todo era regido por el código de
Hammurabi, cuya ley numero 229 declaraba: Si un constructor construye una casa
y no lo hace con buena resistencia y la casa se derrumba y mata a los
ocupantes, el constructor debe ser ejecutado inmediatamente. Parecía muy
drástica y mortal dicha ley, pero para los gobernantes ésta ayudaba a controlar
los accidentes y tener mejores construcciones, de calidad y resistentes a
cualquier tipo de clima y desastres naturales.
Jesús en su ministerio terrenal hablo de la importancia de tener
una casa firme en donde estar protegido ante las inclemencias de la vida. Para
ello uso el ejemplo de la construcción para hablar del corazón del hombre y su
comportamiento. El maestro enfatizo que lo que hace la diferencia entre una
“buena casa” y otra que no lo es radica en los cimientos, en los fundamentos.
Si una casa tiene buenos cimientos va a resistir los vientos y las tempestades,
como así los movimientos de suelo, pero aquella que no tiene buenos cimientos
de seguro no va a resistir.
Así acontece también en cada familia. Las familias fuertes son
aquellas que tienen fundamentos sólidos y todo lo construyen sobre esos
valores, en cambio vemos otros hogares que sucumben con facilidad ante las
adversidades de la vida porque carecen de buenos cimientos.
Cuáles son los fundamentos que un hogar necesita para estar
firme:
1-
Tener la Palabra de Dios como guía: Jesús dijo “el que oye mis
palabras y las hace le comparare a un hombre prudente que construyo sobre la
roca” El primer y gran fundamento para un hogar feliz es tener la Palabra de
Dios como manual de normas y procedimientos en el día a día.
2-
Mantener sagrado el matrimonio: Dios prometió bendecir y
fructificar la unión entre el hombre y la mujer en el marco del matrimonio. Toda
bendición empieza por esta unión. Es por esto que Satanás busca destruir el
matrimonio a través de la infidelidad, los celos, la desconfianza, etc.
provocando separación y traumas imborrables en el corazón de los hijos.
3-
Amor incondicional y perdón: El amor es el principal fruto de
una vida y de un hogar bajo el control del Espíritu Santo. No hay mayor virtud
que el amor. El amor todo lo soporta (1 Corintios 13). El verdadero amor es
incondicional, perdona, no guarda rencor.
4-
Dialogo y comprensión: Si hay dialogo hay entendimiento. Las
parejas y los hogares fuertes hablan todo, no se guardan secretos. Debemos
aprender a escuchar con una actitud
abierta y comprensiva poniéndonos en lugar del otro y no a la defensiva de
nuestros intereses.
5-
Cultura del esfuerzo: La biblia nos enseña que todo lo que se
siembra se cosecha, por lo cual hay fruto y recompensa de todo lo que se hace
en fe. La postergación trae pobreza, en cambio el trabajo, es esfuerzo y el
estudio abre puertas y un hogar prosperado tiene mas posibilidades de alcanzar
el bienestar.
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