AL QUE VENCIERE
En Apocalipsis 2:17, Jesús promete dar a los creyentes vencedores en Pérgamo una piedrecita blanca. Esta promesa no es solo para ellos sino para todos los que tienen el Espíritu de Dios y son parte de la Iglesia de Jesucristo.
Jesús usa la figura de la piedrecita blanca pues en la Pérgamo de aquellos días, sumergida en la cultura greco romana este símbolo les era muy familiar:
Según explican algunos estudiosos cuando el libro de Apocalipsis fue escrito, una piedrecita blanca era el símbolo de inocencia. Si alguien era juzgado en el tribunal griego por un delito, una piedrecita blanca significaba inocente, y una piedrecita negra culpable. Recibir una piedra blanca significaba estar libre de la condena”.
Que maravillosa analogía! Usted y yo estábamos condenados por causa de nuestros pecados, culpables éramos por haberle dado la espalda a los preceptos de Dios, pero en su inmenso amor Jesús pago el precio por nuestros pecados, nos salvo de la condenación y dispuso para nosotros la piedrecita blanca de la absolución. Somos salvos y libres por su gracia!
También se sabe que la piedra blanca con el nombre personal inscrito servía como pase al prestigioso banquete al que asistían los competidores que ganaban las carreras deportivas en Roma. Esta piedra blanca era entregada al completar la carrera y servía como pase al banquete de los vencedores.
Usted y yo aun nos encontramos en la carrera de la vida,
despojándonos día a día de todo peso para correr livianos, enfrentando el
cansancio de algunos días y el desanimo en otros, por momentos sentimos que no
podemos mas y que ya no nos quedan fuerzas para continuar, pero el Señor nos
alienta con estas palabras: “No te detengas, no te rindas, porque al que
venciere le daré su piedra blanca y entrara en el banquete del Reino de los
cielos, la mesa ya esta tendida para recibir a los vencedores a los que no se
rindieron, a los que completaron la carrera! No te detengas, no bajes los
brazos, sigue adelante porque la recompensa será grandiosa!
El nombre nuevo:
En la tierra hay muchos nombres que se repiten (José, Carlos, María, Rosa) pero en el cielo no. Cada uno recibirá un nombre nuevo y único. Esto habla de dos cosas:
1-Paternidad sobre lo nombrado: Quien da su apellido está dando identidad y herencia. Al recibir el nombre nuevo el nos hace para siempre hijos y herederos de todas sus bendiciones.
2-Nueva naturaleza: En ocasiones, fue el mismo Dios
quien cambió el nombre de varias personas en la Biblia:
Abram
por Abraham (padre de muchos o de una gran multitud)
Sarai
por Sara (Princesa de una multitud)
Simón
por Pedro (roca o piedra)
Jacob cuyo nombre
fue cambiado por Israel (quien lucha con Dios)
Al cambiar el nombre proféticamente sucedían tres cosas, el pasado quedaba anulado, el presente transformado y el futuro asegurado.
Los Vencedores
tenemos paternidad, tenemos herencia, tenemos presente y tenemos futuro, lo que
no tenemos es pasado porque nuestra vieja naturaleza fue anulada para siempre
Qué bueno es saber que hay recompensa para los vencedores, que vale la pena esforzarse, luchar, ser fiel al Señor, que nuestro esfuerzo no es en vano, porque hay un Dios que todo lo ve y que no es injusto para olvidar nuestro trabajo y nuestra fidelidad. La recompensa es para “el que venciere” no hay victoria sin lucha, primero es la batalla y después la corona. No dejes de luchar!
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