ENEMIGOS DE LA FAMILIA

 



“Mas él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado; y una casa dividida contra sí misma, cae.”  Lucas 11:17

 

Donde hay división, discordia, peleas y celos amargos allí no mora Dios sino Satanás.  El es especialista en dividir, el divide hogares, matrimonios, iglesias, hermanos porque sabe que donde hay división entra la ruina, la pobreza y la muerte.

Jesús enseño que una casa dividida no puede permanecer como tal. Por esto hay tantos divorcios, tantas separaciones, tantos hogares rotos, tantos hijos llenos de heridas y de malos recuerdos, porque el Diablo trajo división. Y que es división? Es tener dos visiones, dos miradas distintas sobre una misma cosa, es tener dos opiniones, dos maneras de querer hacer las cosas! Es falta de acuerdo, y donde hay desacuerdo no puede haber avance, no puede haber prosperidad no puede haber felicidad, porque estas cosas nacen del acuerdo. Por eso la Biblia dice que no podemos tener comunión con las tinieblas, ni unirnos en “yugo desigual” por causa de la falta de acuerdo. Dios nos quiere evitar la tristeza al darnos estos concejos, porque si tú te unes en matrimonio, en sociedad, en amistad con alguien que no está de acuerdo contigo no vas a tener futuro!

Que es lo que impide que haya acuerdo y unidad en un hogar? Hay tres factores clave: El orgullo, la falta de comunicación, la falta de perdón.

Orgullo: Hay hogares, familias divididas, enemistadas por causa del orgullo. Dios considera el orgullo un pecado y nos llama a ser humildes y a estimar a los demás como superiores a nosotros mismos, por ende a tratarlos bien, con respeto, amor y consideración. El orgullo te hace vanidoso, te hace creer que siempre tienes la razón, te lleva a creer que eres mejor que los demás. El orgullo te lleva a cuidar la apariencia, pero descuidar lo más importante, el corazón y los afectos familiares. Hay gente tan orgullosa, que prefiere perder todo antes que humillarse, gente tan orgullosa que nunca va a decir “perdón, me equivoque, necesito ayuda,  gracias, por favor”, son palabras que el orgullo nunca va a pronunciar porque siente que se degrada. Hay gente que ha perdido trabajo, familia, oportunidades, ministerios por el orgullo, por no reconocer que sin Dios y sin la ayuda de los demás nuestra vida no tiene valor.

Falta de Comunicación: Si no hay comunicación no hay acuerdo y si no hay acuerdo va a haber estancamiento y luego división y ruina. Hay que hablar! Hay que hablar todo! Hay que sacar todo del corazón y ponerlo en palabras. Muchos malos entendidos nacen por la falta de comunicación o la comunicación deficiente. No alcanza con un mensajito, un whatsapp, con un emoji,  tenes que sentarte frente a la persona y hablar, y no levantarte hasta que te entienda, hasta arreglar la situación. La mayoría de los dramas familiares empiezan por pavadas que no se hablan, que no se explican, que se tergiversan, que se dejan así nomas y el tiempo se encarga de hacer el resto. Lo mismo pasa en las iglesias. Por eso Jesús enseño que si tenes algo contra tu hermano ve a encontrarte con él, tu y el solos, y hablen hasta hacerse amigos otra vez. Hay hogares donde no se hablan, no hay un dialogo importante, de calidad. Cada cual está con el celular, la televisión, entran y salen, no se oyen y después viene la división. Hay gente que me cuenta todo lo que siente y lo que quisiera decirle al familiar y después de escucharles le digo: “Pero se lo dijiste a la persona?” No!... Vas a hablar más luego? “No, no me animo, no le vaya a decir que estuve hablando con usted!” Como se va a arreglar la situación si no hablan!

Falta de Perdón: Hay heridas de vieja data, problemas antiguos que no se arreglan volviendo a abrir la herida, es necesario perdonar! Ya paso, es viejo, no se va a arreglar analizando la situación porque fue un error, se dijo tal o cual cosa bajo un mal temperamento, bajo enojo, entonces en estos casos la situación no se arregla hablando y hablando, sino pidiendo perdón o perdonando. Quienes queremos agradar a Dios y caminar en su voluntad sabemos que el perdón no es una opción sino una obligación. Cuando vos perdonas, Dios te perdona, cuando pedís perdón desarmas los argumentos del otro, porque vos no queres discutir, vos estas pidiendo perdón, estás diciendo: “empecemos de nuevo”  Quien no perdona le da lugar al Diablo, quien perdona esta salvando a su familia y a su propia vida.

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