EL SECRETO DE EZEQUIAS
Ezequías fue el rey mas bendecido de Judá. Ni antes de él,
ni después de él hubo otro que hiciera lo correcto y tocara el corazón de Dios
como él. Por eso Dios peleo en su favor, le dio la victoria sobre sus enemigos
que parecían invencibles y le concedió salud y vida cuando estaba destinado a
morir, lo prospero, lo engrandeció y le permitió ver sus sueños cumplirse. Es
indudable que toda esa bendición no fue casual sino el resultado de un
comportamiento que lo torno merecedor de las bendiciones de lo alto. Así como
la maldición no viene sin causa, la bendición tampoco. La biblia describe que
tanto la bendición como la maldición son fruto de un comportamiento, de una
elección de vida. Si obedezco a Dios soy
bendecido, si no obedezco no! Así de fácil!
Amén de su obediencia y fidelidad encontramos en Ezequías dos virtudes bien marcadas que lo ayudaron a resolver las dificultades que tuvo que enfrentar: Su dependencia de la oración y la guía profética.
1-Nos encontramos a Ezequías siempre orando, siempre consultando a Dios. Rodeado de enemigos, ora. Le mandan cartas de amenaza va al templo y ora. Recibe la mala noticia de que estaba muy enfermo y a punto de morir, ora. El gran secreto en la vida de Ezequías fue la oración. El hablaba a diario con Dios, el confiaba en el poder de la oración. Aunque no era sacerdote (antiguamente los sacerdotes se ocupaban de la oración no los reyes) el decidió no vivir de oraciones prestadas, sino que libro sus propias batallas de rodillas. Vivimos en medio de una generación que quiere victoria pero no quiere orar, quiere las bendiciones de Dios pero no quiere conocer al Dios de las bendiciones, una generación que pasa más tiempo con el celular que con su Creador y esta es la mayor prueba que el problema no es falta de tiempo sino de prioridades. Tus victorias siempre serán proporcionales al tiempo que pases de rodillas. Deja de esperar que otros oren por ti, y empieza a librar en oración tus propias batallas.
2- Guía profética: Ezequías tenía un Dios en los cielos que le escuchaba y respondía en consecuencia, pero también tenía una guía profética en la tierra, para que le guiase a tomar buenas decisiones, ese hombre era el profeta Isaías. Ezequías sabía que Isaías era un hombre de Dios, con unción, con sabiduría, con revelación y por eso se le pego. Ezequías lo escuchaba y lo obedecía, porque sabía que el profeta era la guía espiritual que Dios había puesto en su camino. A quien escuchas en medio de tus batallas? A quien consultas? A quien respetas? La gente busca profetas para oír lo que quieren escuchar y si no les conviene se cambian de iglesia o de profeta, eso no sirve. Esta es la causa de porque hay tanto creyente inmaduro, fracasado, enano espiritual, porque por fuera dicen todo que sí, pero por dentro hacen lo contrario. Si quieres triunfar como Ezequías no te busques un amigo, un adulador, no busques quien te sobe el lomo, busca un profeta de Dios alguien que te instruya en la verdad y te corrija cuando estés equivocado. Todos necesitamos un consejero, un mentor, un profeta. Busca alguien que te desafíe a crecer, a mejorar, a hacer las cosas bien, a buscar la santidad.
Como Ezequías debemos tener dos oídos bien abiertos y dispuestos, uno para escuchar al Dios del cielo y el otro para recibir el consejo de sus siervos en la tierra. Si lo hacemos venceremos.
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