LA VELA ENCENDIDA

 


Cuenta la historia de un rey en la india que tenía muchos bienes y riquezas. Su palacio estaba lleno de tesoros aunque él vivía sin darle demasiada importancia a lo material. Todos hablaban de él como un ser profundamente espiritual y desapegado de las frivolidades que genera el materialismo y los lujos. Cierto día uno de sus súbitos intrigado por su conducta y bondad le pregunto cómo hacia para vivir rodeado de tanta riqueza sin ser atrapado por ellas ni caer en la frivolidad y el orgullo. El rey le propuso lo siguiente: “Te invito a que recorras mi palacio muñido de una vela encendida y que así veas todo lo que hay en cada una de mis recamaras, eso sí, si la vela se apaga te decapito” Tembloroso el súbito empieza a recorrer el palacio con la vela en su mano. Al terminar el recorrido el rey le pregunta: “Y?, ¿Que te pareció lo que viste?” a lo cual el invitado respondió: “Sinceramente no vi nada, pues estuve atento a que mi vela no se apagara!” “De eso se trata mi amigo” De cuidar nuestra luz, de no dejarnos marear por lo que nos rodea, ni por los bienes terrenales sino seguir nuestra luz interior. Cuando dejamos de mirar para adentro es cuando le damos excesiva importancia a lo que está afuera, a lo que tenemos o no tenemos, a lo que los demás opinan de nosotros, a acumular cosas para llenar el vacío interior. Ahora, cuando estamos compenetrados por la luz, cuando seguimos nuestra llama interior, nuestro sentido de existencia, todo lo demás pasa a ser secundario. No te dejes fascinar por lo exterior, lo que tú necesitas para ser feliz, para tener éxito en la vida, para sentirte realizado esta en tu interior, en esa llama interior que está en tu corazón y que solo tú conoces y tienes que cuidar.

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