PERDÓN EN MEDIO DEL DOLOR

 


Sabe cuál fue el dolor más grande de Jesús estando en la cruz? No fueron los clavos en sus manos, ni en sus pies, no fue el dolor de la corona de espinas en su cabeza, o su costado traspasado por la lanza del soldado romano, no fue su espalda flagela, sino el rechazo, la indiferencia y la ingratitud de su pueblo, de aquellos por los cuales vino y que tantos beneficios recibieron. Pero que inmenso fue el amor de Jesús que estando en agonía y dolor no profirió palabras de condena sino que alzando la mirada al cielo dijo “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” A Jesús le dolía lo que le hacían, mas aun así decidió perdonar en medio del dolor. Más allá de cuál sería la respuesta o el comportamiento de la humanidad el decidió perdonar y por causa de ello obtuvo la aprobación del Padre quien le dio un nombre sobre todo nombre, lo lleno de gracia, lo revistió de poder y lo puso sobre todo.

Cuán difícil es perdonar a quienes nos hirieron, defraudaron, rechazaron y hasta abandonaron. Cuán difícil es perdonar la ingratitud de aquellos a los cuales les diste lo mejor y te respondieron con indiferencia. Pero más difícil es perdonar en medio del dolor cuando aun la herida sigue abierta…

Quizá en este día alguien tiene una herida abierta, un dolor a flor de piel, una llaga que aun no cicatrizo. Ese dolor es intenso y piensas que no lo vas a poder superar, que vas a vivir con ese sufrimiento, con ese sangrado del alma de por vida, mas yo te digo que el Dios y Padre de amor y de toda consolación está contigo, el ve tu sufrimiento y tristeza y te dice yo no te voy a abandonar, no te voy a dejar, mi gracia te cubre, mi favor está contigo, habrá un tercer día, vas a “resucitar” vas a salir del proceso y mi recompensa será grande!

Hay procesos que tenemos que pasar, no porque los merecemos o porque hicimos algo mal, sino porque son parte de la vida. Esos procesos te mejoran o te empeoran pero nunca te dejan igual. Tú decides: llenarte de rencor, de odio, de dolor y vivir una vida amarga, o perdonar aun en medio del dolor y salir del proceso victorioso. No te quedes en el dolor! No te instales en la falta de perdón! Perdona, suelta, cancela, deja que el amor de Dios inunde tu corazón independientemente de si esa persona lo merece o no y como Dios Padre exalto a Cristo, estoy seguro que te bendecirá a ti también y te recompensara poniéndote en el lugar que mereces!

Tu puedes lograrlo con el Espíritu de Dios en tu corazón! Adelante!

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