COMO OPERAN LOS DEMONIOS

 

El objetivo de los demonios es hacer caer al hombre en el pecado, arruinar su vida con tormentos y finalmente llevarlo a la condenación eterna en el infierno. Para alcanzar este fin, la estrategia del demonio es permanecer escondido estudiando nuestras debilidades y temores para aprovecharse de ellos.

Donde se esconden y operan los demonios?

a)      Detrás de los dolores del alma: resentimientos, enojo, falta de perdón, envidia, temor, infidelidad, engaño, vicios. también detrás de los traumas que genera un aborto, la pérdida de un ser querido, una muerte violenta, maltrato, etc. donde haya una herida emocional de seguro vamos a encontrar detrás un demonio aprovechándose de ese dolor.

b)      Detrás de objetos y amuletos: los demonios operan detrás de todo lo que genera idolatría o una fe incorrecta, por ejemplo, santos, vírgenes, ekekos, horóscopo, carta natal, etc. también el demonio actúa detrás de objetos consagrados para hacer el mal o bien amuletos o símbolos que directamente representan el mal.

c)       Detrás de las filosofías y religiones: los demonios son los inspiradores de todas aquellas doctrinas, filosofías, y religiones que niegan a Jesús como único salvador e hijo de dios y alejan a las personas de la única verdad: la palabra de dios.

Los demonios actúan en las sobras, detrás de estas cosas, de esta manera su trabajo es más efectivo. Mientras la persona ignora su accionar, o bien adjudica su desdicha al destino, a los astros, a la casualidad, mientras acepta el problema como algo normal, los espíritus pueden seguir actuando en las sombras y así logran su cometido. Pero cuando son descubiertos “la verdad nos hace libres” la luz de la verdad, de la oración y de la revelación divina hace que lo que está oculto, o en las sombras, salga a luz.  Así el demonio es desenmascarado y vencido.

Detrás de la liberación la persona debe cerrar la puerta al mundo de los espíritus y limpiar su corazón. Como hacerlo? debe sanar la herida, usar el poder de la confesión, la renuncia, entregar su vida por completo a Jesús y luego pedir que el espíritu santo venga a morar en su corazón. de ahí en adelante si la persona vive en la fe de la palabra de Dios, agradando al Señor, el maligno no podrá volver a poseer ni su cuerpo ni su alma.