TOMAS

 


La historia se ha encargado de colocarle el mote de “incrédulo” pero aun así, Tomas era un discípulo de Jesús, estaba en la mesa chica. El no era ateo ni incrédulo, lo que sí, tenía una visión pesimista de las cosas, es decir siempre esperaba lo peor (“Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él”,  Juan 11:16), pero aun así amaba a Jesús y quería seguirlo.

El comportamiento y carácter de Tomas nos hace pensar sobre las personas que participan de nuestras reuniones, ven el poder de Dios, conocen su palabra, pero aun así no logran afirmarse en la fe y siguen caminando en la duda. Son personas que viven confesando derrota, enfocándose en lo negativo, y pasando muy seguido por crisis de fe. Es necesario entender que sin fe es imposible agradar a Dios, no alcanza con creer en él hay que creerle a Él.

Si bien la Biblia no habla mucho sobre Tomas, hubo un episodio que lo corono como el “incrédulo”. Después de que el Señor Jesús fue crucificado los discípulos se escondieron por miedo a la persecución. La noche de aquel domingo en que Jesús resucito, estando las puertas cerradas del lugar donde estaban reunidos los discípulos,  diez de ellos, ya no estaba obviamente Judas y tampoco Tomas,  Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: “paz a vosotros” (San Juan 20:19). Algunos días después, los discípulos se reunieron nuevamente en el mismo lugar. En esa ocasión, Tomás estaba con ellos. Así, el Señor Jesús se le apareció a Tomás y le dijo: “Pon aquí tu dedo, y mira Mis manos; y acerca tu mano, y métela en Mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.” (Juan 20:27). Entonces, él creyó que era Cristo. Pero, el Señor Jesús regresó y le dijo: “Porque Me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.” (Juan 20:29).

Tomas necesito ver, tocar, comprobar. El no tenía la fe verdadera, el tenia una fe emocional. La fe verdadera es aquella que se apoya en la palabra de Dios, es aquella que cree en lo que Dios dice, en cambio la fe emocional, como la de Tomas, necesita de ver, de tocar, de comprobar, de sentir. Fe es creer sin ver, es tener certeza de que aunque no vea, no sienta, no palpe, no tenga, las promesas de Dios se van a cumplir igual, simplemente porque él lo dijo.  Tomas había escuchado todo lo que Jesús refirió acerca de su muerte y resurrección, pero su visión negativa no le permitía creer.

Qué clase de fe está viviendo usted? Es usted de los que necesita sentir e involucrar sus sentidos (tocar, ver, etc.)? ¿O es de los que creen por el oír la Palabra de Dios? Bienaventurados los que no vieron (sintieron) y creyeron!

Ejerza su fe ahora, aquí en la tierra. En el cielo no la necesitara, pues allí veremos a Jesús cara a cara.

 


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Y ANTES QUE LA LAMPARA FUESE APAGADA

LOS 10 PRINCIPALES CONSEJOS DE SALOMÓN PARA LOS JÓVENES

BUENAS DECISIONES