ANSIEDAD


 

Cuando pasa el tiempo y lo que deseamos no llega nos invade la ansiedad y las uñas se convierten en nuestra comida favorita. Esperamos un trabajo, una respuesta, un milagro, un cambio, un mensaje y el tiempo pasa y… nada, entonces nos entra a jugar la desesperación…

Es normal sentir ansiedad ante la espera, pero muchas veces el enemigo la aprovecha para meternos en una ansiedad enfermiza donde aparece el estrés, el insomnio, la gastritis, las palpitaciones, el nerviosismo y junto con este último los vicios…

Por la ansiedad y la desesperación muchos llegan a tomar decisiones tontas como por ejemplo meterse en créditos usurarios, relaciones sentimentales toxicas, renunciar a ciertas obligaciones, abandonar una meta, etc. Todo esto desemboca en sufrimiento y más dolor…

Israel camino no solo un día sino siete alrededor de Jerico sin ver nada, sin sentir nada, ellos solo tenían una palabra, una promesa. No es difícil de imaginar la ansiedad de esperar ver una piedra caer, una grieta aparecer, una banderita blanca levantarse detrás del muro, pero nada!  Tuvieron que lidiar con la ansiedad y la desesperación y poner toda su confianza en Dios y su promesa…

EN TIEMPOS DE ESPERA Y ANSIEDAD….

1-Confía en la palabra, aférrate a las promesas de Dios: No es lo que ves, no es lo que sientes, no es lo que te sucede, es lo que Dios dijo que sucederá!

2-Valora lo que tienes mientras esperas lo que deseas: Muchas veces la ansiedad de tener algo nos convierte en desagradecidos de lo que ya tenemos. Alégrate en lo recibido mientras viene lo nuevo de Dios! Suponte en que tu habitación en una noche de lluvia aparecen goteras, el dormitorio es pequeño y no tienes donde correr la cama, que debes hacer? Irte a dormir al living y mañana Dios dirá, te enfocaras en arreglar la gotera y volver a tu cama. Así también en la vida hay momentos en que hay que pararse en las fortalezas, en lo que si funciona y dejar para mañana el reparar lo que no funciona.

3-Fe: es el mejor antídoto contra la ansiedad. La fe es la certeza de lo que se espera. Significa que Dios te dice “vale la pena esperar, porque al final todo va a estar bien!”

 


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