HOMBRES DE DIOS


 

“…y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén” (Apocalipsis 1:6)

Cuando Dios quiere bendecir un hogar, una casa, una nación levanta hombres fuertes y alineados a su voluntad. Ejemplos sobrados tenemos en la Biblia de esto: Job, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés, Josué, y la lista es mucho más extensa. Todos ellos se pusieron al frente y guiados por el Espíritu de Dios, fueron la bendición para sus familias y generaciones.

No es casualidad que el enemigo en estos últimos años se haya levantado contra la masculinidad.  Satanás busca instalar el odio hacia los varones, por el solo hecho de ser varones.  Determinados movimientos feministas presentan al hombre como un ser malvado, como el culpable de todos los males de la sociedad, el golpeador, el abusador, el duro, el asesino, etc. El mal no tiene genero! El mal puede habitar tanto en el hombre como en la mujer. Hay hombres que hacen las cosas mal, como hay mujeres que también hacen mal las cosas, no por eso debemos poner a todos en la misma bolsa! El odio hacia el hombre es una moda nacida en el propio infierno para destruir lo que Dios creó y levanto.

Satanás quiere al hombre débil, desdibujado, confundido, intrascendente y en parte lo está logrando en aquellos que le dan cabida en el corazón siguiendo las modas del mundo más que la Palabra de Dios. Pero estoy convencido de que Dios ha de levantar varones conforme a su corazón,  hombres que van al frente, seguros de sí mismo, de cuál es la voluntad de Dios, varones empoderados por una doble unción, la real y la sacerdotal

 

EN QUE CONSISTE ESTA DOBLE UNCIÓN...

LA UNCIÓN REAL:

Es una unción de conquista: Te da valentía, osadía, intrepidez, te introduce a grandes logros y desafíos. Esta unción no te permite estar quieto, siempre estás en movimiento, planificando, organizando, soñando con más. Es una unción que extiende tu visión y te hace creer que tan lejos como puedas ver llegaras y conquistaras.

Esta unción te hace dominador: Te da autoridad y dominio sobre toda circunstancia, ya no te doblegas fácilmente, ni te rendís, ya no dejas que las circunstancias te dominen, sino que vos sos dominador y pasas a tener el control. Te sentís seguro y firme. A Dios le gusta verte así porque él te ha delegado autoridad y dominio. En el principio Dios creó todas las cosas y las sometió al hombre para que se señoree (domine), por eso al séptimo día Dios descanso, porque el hombre estaba en control de la creación. Pero el hombre peco y a causa del pecado perdió el dominio y el control; mas Jesucristo hombre vino para restaurar lo perdido y el reconquisto por nosotros la autoridad perdida (autoridad sobre el pecado, la enfermedad, la maldición, etc.) y la puso en manos de la iglesia y nos dijo¨” Os doy autoridad, reciban poder, los he hecho reyes y sacerdotes...” “otra vez están en posición de dominar, de ejercer autoridad y control.”

Es la unción que te da excelencia: Todo rey procura la excelencia. Esta unción hace que te superes, que seas mejor esposo, mejor padre, mejor estudiante, mejor profesional, mejor líder, mejor obrero. Excelencia es que rompas tu propio techo y no que intentes ser mejor que otros, que busques ser mejor en tu hoy que en tu ayer. Cuando estas bajo esta unción te preguntas: ¿Cómo puedo mejorar?

Es la unción que te mete en prosperidad: Has visto a algún rey mendigo?. Es la unción que te ensancha, te honra, te engrandece, te pone en gracia, te hace ser favorecido, te hace no tener falta de ningún bien. Hace que muchos vengan a pagarte tributo. Alguien empezara a valorarte por lo que eres, por lo que haces, por lo que enseñas, por lo que trasmites. Alguien por fin reconocerá la bendición de estar bajo tu cobertura, alguien empezara a honrarte como corresponde y mereces.

 

UNCIÓN SACERDOTAL:

Es la unción que te mete en la presencia: Cuando estas bajo esta unción quieres estar permanentemente bajo la presencia, sientes que tu vida no tiene sentido si te falta esa presencia. Vives para Dios, piensas en función de Dios, Actúas teniendo a Dios como el centro de todo. Haces de cada lugar un santuario, le ofreces lo mejor a Dios. Tienes temor de las cosas santas y procuras la santidad (no pecar).

Es la unción que te hace cuidar el fuego: Así como la lámpara del Señor debía estar permanentemente encendida, así también el fuego del servicio, de la adoración y la enseñanza deben estar encendidos en tu vida, porque has sido llamado a ministrar bajo unción sacerdotal; no por rutina, costumbre o mera responsabilidad, sino bajo unción sacerdotal. Eres la guía espiritual de tu familia.


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